lunes, diciembre 15, 2008

Retazos del Clásico


Casta, sacrificio, coraje, brega, furia ... lo podemos llamar como queramos y fue lo que puso el Madrid sobre el césped del Camp Nou, lo más importante es que al final no valió de nada porque perdieron y ya están a 12 puntos del Barça. El concepto de dulce derrota no está hecho para el Madrid, aunque el sábado pasado muchos de sus seguidores sintieron al menos el consuelo de no ver a su equipo sumido en la desidia, como en muchos otros partidos recientes.

La Selección nos enseñó en la Eurocopa que la forma perfecta de ganar es una mezcla de talento y oficio, cuando ambos se juntan en apropiadas dosis, el resultado es una victoria brillante y merecida. Al Madrid actual le falta calidad: solo Robben, Guti y Sneijder son capaces de desequilibrar con sus pases o acciones individuales, por desgracia, las lesiones merman constantemente a los dos holandeses y Guti es la sombra de lo que fue, si es que alguna vez fue algo.

Viendo hace unas semanas un refrito de la Novena en casa del Sr. Fo, se me cayeron unos gordos lagrimones recordando esa final. Aquel Madrid era bastante irregular, capaz de lo mejor y lo peor, de hacer el ridículo en el Centenariazo, pero también de ganar la Copa de Europa a lo grande en una final inolvidable. Aquel San Isidro del 2002, sabíamos de sobra que llegaría un día en el que echaríamos de menos a los Galácticos, a los "Zidanes y Pavones", pero a la vez pensábamos que por decreto divino estábamos condenados a ganar la Champions cada dos años.

Una nefasta planificación deportiva nos ha condenado a jugarnos toda la temporada en las eliminatorias de Copa de Europa, como en los tiempos de Lorenzo Sanz, cuando un desdibujado Zaragoza nos colaba un 4-0 en el Bernabeu y acabábamos levantando la Orejona en el Amsterdam Arena. ¿Esta preparado el Madrid de Juande para hacer de la necesidad virtud?

La inteligencia está infravalorada en el fútbol, priman mucho más otros valores como los físicos, estéticos, los de sacrificio o los puramente mercantilistas. Pep siempre destacó por su lucidez y orden mental, el mismo que ha sabido imponer a la panda de gandules del Barça, que llevaban tocándose los huevos desde que ganaron la Champions hace un par de años. Ha transformado a una banda en una tropa de asalto que gana los partidos enchufando goles de cuatro en cuatro.

Los triunfos hacen olvidar la incompetencia del palco, el Calderón o Laporta de turno deja de insultar a nuestra inteligencia con su mera presencia, pasando desapercibido hasta que los días de vino y rosas sean solo un recuerdo. La clave está en la cantera, en fabricar proyectos de crack como Cesc, Iniesta, Bojan o Messi. Su coste es bajo y su rendimiento infinito. Si además la necesidad obliga a rescatar del infierno a tipos válidos que pasan por su peor momento como Etoo o Henry, el resultado todos sabemos cual es.

El Madrid con más holandeses parece haber aprendido a jugar a la italiana y a reencontrarse con el Castilla. La esperanza de alcanzar un fútbol mejor es nula, pero este Madrid de Juande al menos da la sensación de que morirá con las botas puestas.

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