domingo, diciembre 07, 2008

Jugador Blanco, Corazón Negro




(Original de Marzo del 2001, sirva como homenaje a Chocolate Blanco el año que anunció su retirada)


El negocio se viene abajo, las audiencias televisivas decrecen por momentos, cada vez hay menos gente en las canchas, el de este año ha sido el All-Star menos seguido de los últimos 20 años.

El panorama es así de desolador, la decadencia de la NBA es un hecho, la liga no ha superado la retirada de Jordan hace dos temporadas. La marcha de MJ coincidió con el cierre patronal que acortó la competición en 30 partidos, la del 99 fue una temporada descafeinada y de la que ya casi nadie se acuerda.

Aquel fue el año en que surgió de la Universidad de Florida un base blanco del que nadie había oído hablar, y al que dieron las riendas de una de las franquicias más prometedoras de la liga: los Sacramento Kings.

Su nombre era familiar a todo el mundo, sonaba igual que el del gran reboteador de los Nets Jayson Williams, solo se diferenciaban en que el del flamante base no llevaba “y”.

Desde el principio el chaval empezó a dar muestras de lo que le diferenciaba del resto, para Jason el baloncesto era una forma de expresar sus emociones y su genialidad artística.

Mucho se habló el año pasado de unas declaraciones del deportivista Djalminha, en las que nombraba a Williams como su fuente de inspiración para realizar esas virguerías que dejan mudo al respetable durante días, y es que el brasileño sabe a quien parecerse.

Mucha gente se pregunta si alguna vez ha habido un jugador tan espectacular en sus pases como Williams, la mayoría diría que no, pero los más viejos del lugar seguro que no han podido olvidar un nombre: “Pistol” Pete Maravich.

Hace unos años vi uno de esos telefilmes baratos que ponen los domingos por la tarde en cualquier cadena. La película en cuestión iba de un chaval de 15 años cuya única obsesión era meter un balón en una canasta.

Su padre era entrenador de universidad y le llevó a entrenar con su equipo. Al principio el chico tuvo que soportar toda clase de insultos y burlas por su juventud, su falta de estatura y además por ser hijo del entrenador.

Pero en la cabeza del chico sólo había una imagen, la del balón entrando en la canasta, el ambiente hostil que le rodeaba no existía para él. Tras muchos avatares, al final el chaval se convertía en el héroe del equipo metiendo la canasta que les daría el título en el último partido.

Era la típica historia enraizada en el sueño americano mezclado con el deporte, la diferencia estaba en que al final apareció el típico cartel de las basadas en hechos reales, en el que se leía que Peter Maravich acabó batiendo records en su etapa universitaria y tuvo una exitosa carrera en la NBA.

Hace 5 años se cumplió el cincuentenario de la NBA, por este motivo se eligió a los 50 mejores jugadores de la liga y se les reunió en el All-Star de Cleveland del año 97.

En el descanso del partido de las estrellas fueron saliendo uno a uno, vistiendo una chaqueta especial para la ocasión, con los colores y el escudo del equipo en que triunfaron, y el número con el que se les recordará siempre.

Solo faltaba uno, Pete había muerto hace años pero sus hijos recibieron la ovación más atronadora de la noche, el baloncesto comenzaba a pagar la deuda que tenía con uno de sus genios más desconocidos.

Hubo quien no pudo reprimir las lágrimas al ver las imágenes de “Pistol” Pete en los 70, con aquellas patillas enormes y ese mostacho, dando pases imposibles por la espalda, entrando a canasta con toda clase de malabarismos, desesperando a su entrenador, surcando la frontera de lo políticamente correcto, flotando por la cancha a la vez que el público saltaba emocionado de sus asientos para aplaudir lo único que de verdad da sentido a una vida: un instante de genialidad.

Los que amamos el baloncesto somos unos privilegiados por poder ver cada semana a Jason Williams haciendo de las suyas sobre el parquet. Es un tipo que jamás deja indiferente, lo mismo ejecuta un picado por la espalda estando solo frente a canasta que tira desde 8 metros como si fuera lo más natural del mundo.

Como todos los genios Williams tiene un carácter difícil, su único amigo en el equipo es Chris Weber, al resto apenas les dirige la palabra. Conocida por todos es su afición al cannabis, y su estética rapada imitando a los raperos que tanto cantan sobre matar policías no sienta nada bien en su familia, ya que su padre y su hermano pertenecen al cuerpo.

Jason es un negro atrapado en el cuerpo de un blanco, pero tampoco cuenta con las simpatías de la comunidad afroamericana, que no ve con buenos ojos que un blanco les imite y además se atreva a vivir con su novia de color en un país en el que el racismo es más que una realidad.

Esperemos que la liga sepa mimar como se merece a este jugador único e irrepetible, un tipo que jamás batirá ningún record y puede que nunca gane un anillo pero al que todos los aficionados al baloncesto deberemos recordar siempre como aquel negro de piel blanca que convertía la realidad en el más espectacular de los sueños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joder Davide! Qué coño te ha pasado este puente? Tras una notable noche de fiesta...Te has dado a la escritura y has decidido dejar de currar para siempre?

Al menos de manera oficial, claro. El caso es que no he podido leérme todos los posts, pero de los que he catado éste es el que más me ha gustado.

Quizá porque me recordó los buenos tiempos de Otoño, quizá porque el verdadero protagonista del mismo es un genio a reivindicar llamado Pete Maravich...