viernes, diciembre 29, 2006

Corcho



El amor dura el tiempo que tardas en odiarla tanto como tus amigos. (Sr. Floppy, gurú televisivo)


Ya se tiene el no, id en busca del sí, con destreza, que la mayor parte de las veces no se consigue porque no se intenta. (Baltasar Gracián, clérigo y escritor)


Quien confía en imbéciles acaba convirtiéndose en uno. (Orson Welles, cineasta total)


Quizás aquella bebida no fuera buena para los cirujanos, pero el que alguien quisiera ser cirujano ya indicaba que no estaba bien desde el principio. (Charles Bukowski, escritor y ante todo borracho)


jueves, diciembre 28, 2006

Kareem


En la eterna discusión sobre quién es el mejor jugador de baloncesto de la historia, la mayoría dirán Jordan y habrá quién nombre a Magic, Bird o Chamberlain. Casi nadie se acuerda de Kareem Abdul Jabbar, el tipo de las gafas elásticas que ostenta, entre otros, los records históricos de la NBA de puntos, minutos jugados y apariciones en el All Star.

Cuando tenía unos ocho años me tragaba con cuchara cada viernes por la tarde “Cerca de las Estrellas” de la mano de Ramón Trecet. En aquellos tiempos, Magic brillaba con luz propia y junto a él jugaba un tocho con gafas, de edad indefinida, que clavaba los ganchos de tres en tres.

Con apenas 42 primaveras aquel bigardo se retiró perdiendo las finales de la NBA contra los Bad Boys de los Pistons. No fue el adiós soñado, pero a nadie le importó demasiado, hacia años que el mito había superado la fama de aquel gigante de Harlem, antes conocido como Lew Alcindor.

Al parecer, los secretos de la longevidad deportiva de Kareem fueron el yoga, las artes marciales y meditar antes de cada partido, para rebajar tensiones. Su espíritu ultra competitivo hizo el resto, para convertirle durante dos décadas en una amenaza constante frente a cualquier tablero.

Con sus desaires a la prensa y a los aficionados, Jabbar se ganó a pulso ser considerado uno de los deportistas más antipáticos. El carisma y la eterna sonrisa de Magic fueron el contrapunto perfecto a este huraño pívot que con el tiempo llegaría a ganarse el cariño de la afición, más por considerarle una venerable leyenda deportiva que por entender su arisco carácter.

Juntos, Magic y Kareem llevaron a los Lakers del Showtime a jugar ocho finales de la NBA en diez temporadas, ganando cinco de ellas y haciéndose un hueco entre las mejores dinastías de la historia. Después de la retirada de Kareem, un joven Divac intentaría ocupar su sitio y la temprana retirada de Magic dejarían huérfanos de gloria a los de amarillo y púrpura hasta el advenimiento de Phil Jackson.

Su arisca personalidad le ha cerrado a Jabbar la puerta de muchos banquillos, tan solo ha podido entrenar en ligas menores y como ayudante en los Clippers y los Sonics. En la actualidad, trabaja con los Lakers, ayudando a Andrew Bynum a convertirse en el heredero de la tradición angelina de grandes pivots: Mikan, Chamberlain, el propio Jabbar y O’Neal.

Los números de Kareem no podrán igualarse jamás, el fue el eslabón entre el baloncesto clásico y el moderno, una leyenda viva del baloncesto que odiaba la fama, se convirtió al Islam, fue alumno de Bruce Lee y disfrutaba haciendo cameos en “Aterriza como puedas”. Su patentado “Sky Hook” era el arma favorita de este titán que escribió con trazo grueso algunas de las páginas más gloriosas del deporte de la canasta.

miércoles, diciembre 27, 2006

Cara de poker


El primer post de esta segunda temporada esta dedicado a una rareza llamada “Croupier”. Una de esas tardes, un buen amigo me contó que había ido a ver una película de escaso tirón comercial con su hermano y que al acabar éste le había sorprendido diciéndole que a mí seguro que me gustaría. Así que por pura curiosidad me acerqué a ver aquella película que, a priori, era tan mía.

Creo que era la primera vez que iba al cine solo y también la primera que pagaba por ver una película subtitulada. Al parecer, era uno de esos filmes que se estrenan en España años después de hacerlo en su país de origen. La voz del protagonista movía los hilos de la trama, aquel tipo era un desconocido con pinta de James Bond, que hoy en día es uno de los actores más cotizados del momento: el mismísimo Clive Owen.

“Croupier” está ambientada en Londres y se mueve con igual soltura por el submundo del juego como por el de los ricachones ingleses post-victorianos. Jack Manfred es el alter ego de Owen, un aspirante a escritor que no consigue ganarse el pan con sus mediocres novelas y que acaba dedicándose a algo que no le gusta pero que se le da bien: ser Croupier.

Desde su puesto privilegiado, el Croupier observa, con cara de póker, como se consume la vida de los jugadores y sueña con escribir una novela que le permita meterse dentro de las cabezas de los que leen libros en el metro.

Unas cuantas femmes fatales y alguna buena se cruzarán en su camino, para ir rellenando las páginas de ese libro que todos buscamos escribir algún día. Historias que se suceden una detrás de otra y sin quererlo tenemos una novela, una película, una vida ... Si algún día tienen la oportunidad, no dejen de verla, seguro que les gustará.

lunes, diciembre 18, 2006

Un post centenario


Hace un año escribí el primer post de este Blog, inmerso en un periodo de aburrimiento y desorientación profesional. El primer protagonista fue Pacino y su "Esencia de Mujer", hasta cien historias diferentes han pasado por este rincón desde entonces, un sitio que creé con la sana intención de escribir de lo que me diera la gana. Llegó la hora de hacer balance y, esta vez, tendré que volver abusar de las enumeraciones.

En la sección de cine, acudimos al estreno de "Match Point", "Jarhead", "Bienvenido a casa", "V de Vendetta", "Factotum", "Los dos lados de la cama", "Buenas Noches, y Buena Suerte", "7 Vírgenes", "Pregúntale al polvo", "Declaradme Culpable", Infiltrados" o "Cars".

También revisamos algunas grandes películas como la saga de "El Padrino", "En América", "Entre Copas" o "Serpico". Visitamos a grandes del cine como Coppola, De Niro y Sean Penn. Nos atrevimos a hacer una quiniela de los Oscar, en la que casi hicimos pleno y nos tuvimos que rendir ante las dos mejores películas del año: "Crash" y "Azuloscurocasinegro".

En la parcela deportiva por aquí han pasado leyendas vivas como Pat Riley, Lomu, Pinone, Magic Johnson, Martín Vázquez, Cantona, Zidane o Roy Keane. Hemos hablado unas cuantas veces de la actualidad del Madrid, los Mundiales, los Lakers y la NBA en general. La cara más amarga nos la trajo la vergüenza del dopaje y las mayores alegrías vinieron de la mano del baloncesto, con el All Star de Gasol, nuestros cuatro Muchachos en la NBA y, sobre todo, el día que Pepu nos hizo campeones del Mundo.

La caja tonta nos ha dejado unos cuantos programas interesantes, como "Joey", "los 4400", "OC","Tan Muertos como yo", "House", El Intermedio", "How I met your mother". También tuvimos tiempo de acordarnos de series míticas como "Los Soprano", "Seinfeld", "Dawson Crece", "Infelices para siempre" o "Futurama".

En la parcela literaria, leímos unos cuantos libros - menos de los que nos hubiera gustado - entre ellos "Cabo Trafalgar", "Porno", "La reina sin espejo", "13.99 euros", "The Last Season" o "El camino de los ingleses".

Desde aquí dimos el último adiós a Vincent Schiavelli, Red Auerbach, Robert Altman y Pancho Puskas; con la esperanza de que sus andanzas no caigan en el olvido.

La banda sonora del viaje corrió a cargo de Ryan Adams, Arctic Monkeys, Placebo, Smashing Pumpkins, Red Hot Chily Peppers, James Dean Bradfield, All Saints y The Killers.

Entre la miscelánea visitamos el Bulevar, volvimos a creer en leyendas celtas, jugamos al pcfútbol, escuchamos "El cine de lo que yo te diga" y nos colamos en los aposentos de algunas actrices nacidas en el 79.

Este año hemos cruzado las fronteras de siete países, algunos sitios (Boston, Sevilla, Ámsterdam o Munich) merecieron un post; y en otros como Lisboa, Burdeos o Cambridge se gestaron algunas de las historias que nos demostraron que lo mejor NO es dormir.

Esta aventura empezó en una resaca de cena muchachesca, como un juego para ver hasta donde era capaz de llegar, si tenía las suficientes ganas de escribir y el talento necesario para salir del paso.

Aprovecho estas líneas para mandar un abrazo fuerte a mis lectores más fieles: esos Muchachos con los que hace casi una década fundamos un grupo toreando con unos minis en la plaza de Tribunal.

A los desconocidos que han pasado por aqui: gracias por gastar parte de vuestro tiempo leyendo las historias de este cronista y un saludo especial para aquellos que me leen desde el otro lado del Atlántico.

Para finalizar, que mejor forma de despedir este primer año y comenzar el segundo que con unos versos del poeta Buk:

poco importa
poco amor
o poca vida
no es tan malo
lo que cuenta
es observar las paredes
yo nací para eso
nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.

viernes, diciembre 15, 2006

Sonny


"My friend, Henry Charles Bukowski JR. I miss you, S.P." así acababa "Cruzando la Oscuridad", la segunda película como director de Sean Penn, el mejor actor de la última década.

Con el Oscar por "Mystic River" la industria hollywoodiense rindió tributo, de una vez por todas, a su rebelde favorito. Poco quedaba ya de aquella joven promesa que se casó con Madonna a mediados de los 80, aquel yogurín cargado de demonios supo encontrar a su Princesa Prometida y se dio cuenta de que el cine era lo que mejor sabía hacer.

Sean Penn dice que se convirtió en actor por culpa de Robert de Niro y, gracias a ello, pudo cubrir el hueco que desde “Casino” dejó el Gran Bobby, el de ese actor camaleónico cuya mera presencia es siempre sinónimo de buena película. Penn es otro Centauro del Desierto: rostro impenetrable, capaz de vendernos dureza y fragilidad a la vez, intensidad y nihilismo, un talento en estado puro que jamás agacha la cabeza.

Está a la izquierda de la izquierda, pero detesta la política más allá de sus connotaciones humanas. Odia a Bush y si pudiera le echaría a patadas de la Casa Blanca, pero nadie le toma en serio fuera de las pantallas. En un país tan hipócrita como USA, los que van de frente están condenados a darse de bruces contra las paredes de un sistema podrido.

El Kleinfeld de Carlito, los sargentos maniqueosde “Corazones de Hierro” y “La Delgada Línea Roja”, el condenado de “Pena de Muerte” o el profesor atormentado de “21 Gramos” son sólo algunas de las reencarnaciones de este genio de la interpretación que parece mejorar en cada trabajo.

Entre sus amigos están y han estado artistas malditos como Buk, otros gigantes del cine como Nicholson o Hopper, y, en general, cualquiera con un mínimo talento que no este dispuesto a bajarse los pantalones por un puñado de dólares ni a vender a los suyos por tener una vida más fácil.

El día que se quemó su casa de Malibú, en lugar de pena sintió un gran alivio, porque se dio cuenta de que en la vida sólo son imprescindibles la familia y los amigos. El resto es posible reemplazarlo, casi con la misma facilidad que Sean Penn nos hace creernos cualquier papel que le apetece interpretar.

jueves, diciembre 14, 2006

¡ Que tenemos casi treinta años !


"How I met your mother" es otra de esas telecomedias americanas con risas enlatadas, su punto de partida se sitúa en el 2030, con un padre que le cuenta a sus hijos como conoció a su madre, allá por el año 2005 en la ciudad de Nueva York.

El protagonista es un auténtico Muchacho, un tipo de 27 años, arquitecto para más señas, ni demasiado guapo ni demasiado feo, simpático pero con escaso carisma fuera de su círculo de amigos, alguien del montón. El día que sus mejores amigos deciden casarse, se da cuenta de que llegó la hora de sentar la cabeza. Así que al poco rato cree encontrar a la mujer de su vida, consigue quedar con ella y ... le pierde su sinceridad muchachesca.

A parte del Muchacho protagonista y su mujer ideal, los otros personajes habituales son una pareja de tortolitos de larga duración (9 años) y un amigo pillador de pura raza, interpretado por el actor que hacía de Doogie Howser (el Médico Precoz) a principios de los 90.

La sempiterna pareja planea pasar por la vicaria, pero de vez en cuando se preguntan que hubiera sido de sus vidas si no hubieran estado saliendo desde la pubertad, les inquieta haberse perdido algo de la vida, pero a la vez no sabrían vivir en uno sin el otro. A ratos dan envidia y a ratos dan pena.¿Acaso se puede encontrar demasiado pronto a la tan cacareada media naranja?

Barney es una caricatura de esos pilladores profesionales que todos conocemos, un tipo que solo piensa en una cosa y que es capaz hasta de colarse con una maleta en las llegadas de un aeropuerto para conocer nuevas mujeres que llevarse al catre. Casi siempre nos hará reír y siempre nos recordará a esos amigos que con sus planes absurdos nos regalan nuestras mejores historias que contar. Se trata de un crack de traje y corbata perennes que representa la otra cara del compromiso: la de los que no quieren ni oír hablar de él.

Robin es una de esas diosas de barro que se han cruzado en la vida de cualquier Muchacho que se precie de serlo: parece la mujer ideal, pero nos dice que se encuentra en un momento de su vida en que no le apetece tener una relación estable. Provocará infinitas noches de insomnio en nuestro Muchacho protagonista y le llevará a cometer una estupidez tras otra, hasta que una buena mañana se de cuenta de que la vida sigue sin ella y de que hay otras muchas mujeres disponibles que merecen mucho más la pena.

Sus situaciones absurdas nos harán reír, pero, a menudo, nos asombraremos de lo bien que refleja lo que somos y como nos comportamos. Da igual que sea en Madrid, Nueva York, Tokio o Sidney: la globalización muchachesca es un fenómeno social.

martes, diciembre 12, 2006

Prosopopeya


Una de las pocas cosas que se me han quedado grabadas de mis clases de lengua de EGB (de las BUP/COU no recuerdo nada; Julián, Larry, Lila: no dejasteis poso) es que la figura literaria que atribuía cualidades humanas a personas o cosas se llamaba personalización o prosopopeya. Los dibujos animados han sabido explotar como nadie lo de las personalizaciones.

“Cars” es la penúltima película de Pixar, unos estudios que hace años que dan sopas con hondas a la Disney que los parió. Esta vez en lugar de los típicos animales o juguetes, Lasseter y los suyos se han montado una historia ambientada en un mundo de coches en la que los automóviles hablan, sienten y dominan un planeta en el que no hay atisbo de otra forma de vida.

De nuevo, el gran mérito de Pixar es hacer animación para niños sin que los padres sientan vergüenza ajena cuando acompañan a sus hijos a ver la película de dibujos de turno. Los buenos sentimientos y la moralina típica de la animación infantil no faltan, pero a la vez la película gusta porque técnicamente es impecable y saben hacer que los coches parezcan personajes creíbles, incluyendo su lado oscuro (gris nunca negro).

Si obviamos la parte Nascar del principio (americanada total) “Cars” divierte y entretiene a niños y adultos, esto es mucho más de lo que se puede decir de la mayoría de películas que pueblan nuestra cartelera. Si te gustan los coches: no dejes de verla.

domingo, diciembre 10, 2006

La NBA más española


Después de un mes de competición se impone hablar un poco de la mejor liga de baloncesto del mundo, sobre todo este año que tenemos a cuatro compatriotas batiéndose el cobre con los mejores del planeta.

Los sueños de Ramón Calderón hablan de una franquicia madrileña en la NBA en unos cuantos años, mientras esta quimera siga siendo sólo eso, nos tendremos que conformar con seguir a los nuestros desde la distancia.

Gasol sigue esperando poder volver a jugar cuando se recupere del todo de la lesión del mundial y, una vez más, nos ha vuelto a demostrar que es un tipo muy listo: su equipo no le valora como merece y por ello no le importó quemarse con la selección, con la que tenía muchas más posibilidades de éxito que con Memphis.

Los de Tennessee cambian de dueño y Gasol no es prioritario para ellos: Celtics, Bulls, Blazers y alguno más esperan impacientes que el de Sant Boi esté en el mercado para pujar por el mejor jugador europeo del momento. Un tipo con el físico, la inteligencia y la ambición necesarias para ser una megaestrella de la NBA y capaz de ganar unos cuantos anillos, si sus compañeros están a la altura.

Desde su puesto de base suplente, Calderón va creciendo como jugador a grandes zancadas. El extremeño ha asumido su rol secundario y ha aprendido a darles a los suyos lo que se espera de un base en la NBA: puntos y asistencias.

La visión de juego de Calderón y su carisma le convierten siempre en un líder nato en la cancha, aunque solo juegue unos pocos minutos. Este es solo el segundo año de la que será una larga y exitosa carrera en tierras yankees.

Garbajosa es el tercer favorito para ser rookie del año, eso resume en pocas palabras la primera temporada del Torrejonero en la NBA. Titular muchas veces y sexto hombre las demás, los que decían que no se adaptaría o que no es la clase de jugador que triunfa en esa liga, se pueden dedicar a otra cosa.

El ex de Unicaza es un seguro de vida que no se achanta ante nada ni nadie, sigue machacando a base de triples, aunque ahora la línea este más lejos, y con el tiempo se acostumbrará a batirse el cobre bajo los tableros con los mejores.

El Chacho Rodríguez es para ellos “Spanish Chocolate”, una versión rejuvenecida y chicharrera de Jason Williams: el genio al que tantos discutieron y que la temporada pasada ganó su primer anillo de campeón.

Tras unos comienzos titubeantes y que amenazaban con acabar jugando en ligas menores, el tinerfeño se ha hecho con un puesto en los Blazers, demostrando que es un base eléctrico, capaz de revolucionar los partidos con su velocidad y asistencias imposibles.

Día a día, Sergio demuestra que es mucho más fiable, pierde menos balones, sabe jugar con seriedad cuando el partido lo requiere y hace mejores a sus compañeros. Malas noticias para los escépticos: El Chacho ha venido a la NBA para quedarse muchos años.

Pasará algún tiempo antes que un español sea campeón de la NBA, por las franquicias en las que han caído, lo que esta claro es que los nuestros están dejando el pabellón bien alto, no cabía esperar menos de los campeones del mundo.

miércoles, diciembre 06, 2006

Si no te gusta, que te den


Este es uno de los mensajes escasamente subliminales a los que nos tiene acostumbrados “Futurama”, la mítica serie de animación que por primera vez esta a diario en nuestras pantallas.

Con “Futurama”, Matt Groening nos demostró que todavía podía dar otra vuelta de tuerca a la irreverencia de los Simpson y aprovechar todas las licencias que permite ambientar una serie en un futuro lejano, plagado de antihéroes que nos resultan extrañamente familiares.

Bender es un robot extremadamente compulsivo, bebedor, fumador de puros y cleptómano que odia profundamente a la raza humana. Esta máquina es uno de los grandes librepensadores de nuestro tiempo, como no tiene lengua jamás se la muerde y siempre dice lo que le pasa por sus circuitos.

Aunque nunca ha sido oficialmente cancelada, hace unos cuantos años que no se hacen capítulos nuevos, por suerte, hace unos meses se anunció que se han encargado trece nuevos y que si la audiencia es buena se completará la quinta temporada.

Lo mejor de “Futurama” es que no se toma nada en serio a si misma, se trata de un producto que no esta hecho para triunfar sino para echar un buen rato con continuos gags de ciencia ficción surrealista, de la mano de personajes que dicen lo que todo el mundo piensa y nadie se atreve a decir.

domingo, diciembre 03, 2006

Viejos Rockeros


Cada domingo, John Carlin nos regala en su artículo de El País un poco de su sabiduría sobre el fútbol del país que inventó el fútbol. Hace unas semanas le dedicó unas líneas al resurgimiento de los Fergie Boys, o lo que queda de ellos.

En el artículo Carlin hablaba de que tras la marcha de Beckham al Madrid, algunos de sus compañeros no podían disimular su envidia cuando le veían triunfando en tierras merengues. Lo de triunfando supongo que sería en aquellos primeros meses en los que tanto se hablaba de las infinitas cualidades y capacidad de sacrificio de la rubia máquina de hacer dinero.

La compra del United por el magnate Glazer y la retirada definitiva de Roy Keane hacían presagiar tiempos difíciles para los Diablos Rojos, hasta Vodafone decidió darles la espalda por el escaso tirón comercial de un equipo que lo había sido todo en eso del merchandising.

Hace unos meses paseando por Lisboa me topé con cientos de aficionados ingleses que lucían una extraña camiseta roja, las letras AIG se leían claramente y un escudo blanco adornaba la pechera. Esa zamarra me trajo viejos recuerdos de otras en las que se podía ver sobreimpresionado el Teatro de los Sueños, en unos tiempos en que el United se paseaba por las islas con una panda de talentosos muchachos de los que ya solo quedan en el equipo Gary Neville, Paul Scholes y Ryan Giggs.

Cual ave fénix que resurge de sus cenizas, estos tres viejos roqueros le han plantado cara este año a la aburrida supremacía del Chelsea de Mourinho y los billones de Abramovich. La magia de Scholes y las galopadas por la banda de Giggs marcan el tempo de una nueva generación de discípulos de Alex Ferguson, que al fin pueden mirar al pasado sin sentir vergüenza de su presente.

En una de esas noches de PES entre Muchachos, elegí jugar una vez más con el United: con un fútbol directo, infinitas incursiones por los costados y entradas siempre al límite de la legalidad. Se puede ganar más fácil y jugar mejor al fútbol, pero no es tan divertido como intentar imitar a los eternos Diablos Rojos.

viernes, diciembre 01, 2006

Aquel verano (II)


Siempre es arriesgado ir a ver una película después de leer el libro, Banderas ha salido airoso de su adaptación de “El Camino de los Ingleses”, pero da la sensación de que podía haber sacado más jugo de la historia.

La esencia sigue siendo la misma, el guionista es el escritor de la novela, pero la tijera del cine se ha cargado unos pocos personajes y ha dado demasiada bola a otros, como el omnipresente (al menos como narrador) Fran Perea.

Banderas abusa del Jazz y de las letras en inglés, se echa de menos alguna canción en español; al fin y al cabo la película está ambientada en Málaga, no en Manchester. A la ausencia de referencias temporales del libro, se une en la película la falta de localización: sólo las matrículas y el acento de los personajes nos recuerdan donde esta rodada.

El elenco está plagado de actores poco conocidos por el nombre y de aspecto familiar, la mayoría son habituales de la televisión. Las notables excepciones son Juan Diego y Victoria Abril, que vuelven a demostrar su eterno talento, aunque sea como secundarios.

María Ruiz es Luli Gigante, ni Beatriz ni Beatrice, no sabe nada de “La Divina Comedia” y lo único que quiere es bailar. Ella es la musa de esta película, en la que se habla de los sueños, utilizando los labios de una de esas diosas que, si la suerte te acompaña, alguna vez se cruzan en tu vida, para que las dejes escapar de la forma más tonta.

Con Raúl Arévalo tenemos actor para rato, este tipo es el futuro, no descansará hasta que se mida en pantalla con el otro Sean Penn, el que, con apenas 18 años, esparció su semillita por Madrid para regalarnos uno de los mejores intérpretes españoles de los próximos años. Aunque tenga que impostar el acento malagueño, Arévalo es un crack y en poco tiempo le veremos hasta en la sopa.

Demasiado lirismo, un mundo onírico que se clava como una lanza batusi en las calles de Málaga; no era necesaria tanta poesía para contar la historia de un aprendiz de poeta. Se podía haber hecho mejor, Banderas lo ha intentado y después de todo, merece la pena ir a verla, sobre todo si se ha leído el libro antes.