martes, diciembre 09, 2008

Focus, Not Focus


Los Lakers de este año son una apisonadora y parecen haber aprendido la lección de su fiasco en las finales contra los Celtics. Por primera vez un español es capital en un equipo con aspiraciones a todo. Phil Jackson está encantado con Gasol, un tipo al que no necesita motivar con sus típicas artimañas de viejo perro sarnoso. Gaysol se motiva solo, sabe fustigarse cada vez que comete un error para no volver a repetirlo y demuestra que no para de aprender cosas nuevas en cada partido. Pau sigue viviendo su sueño de color púrpura y oro.

Con Bynum ocupando el poste bajo, los angelinos se han convertido en un bastión en el que espectáculo, talento y altura se conjuntan para desafiar a la historia. Aún falta un par de ingredientes: la épica y el hambre de triunfos, lo único en lo que los Celtics fueron capaces de superarles la temporada pasada.

El ego de Kobe descansa placidamente, sin amenazas de ningún tipo, él es la estrella pero sabe que sin sus compañeros no puede llegar a ninguna parte. Su MVP de la temporada pasada fue un bálsamo para su maltrecha conciencia, en la que hacía años que planeaban sombras de aquella final del 2004, cuando volaba de los juzgados a las canchas en busca de un anillo que no hubiera arreglado problemas que solo el tiempo lograría curar.

Odom se ha acostumbrado a salir desde el banquillo, a un rol secundario desde el que parte como favorito para ser el mejor 6º hombre de la liga. Parece estar de vuelta de todo, pero no venderá barato su contrato de agente libre, sabe que el 2009 es el año para ganar el anillo y que después ya habrá tiempo de recuperar el esplendor y protagonismo perdido.

Farmar y Fisher parecen más entonados que nunca, sobre todo el primero, que dejó mucho que desear en los play-offs de hace unos meses. Un buen par de bases es la guinda que necesita el pastel púrpura y oro, para poder desafiar aquel mítico record de los Bulls del 98.

La clave será la defensa y la clave de la defensa es Trevor Ariza, que juega a otra velocidad y sabe secar como nadie a las estrellas del equipo contrario. Ariza es un sucedáneo de Carlitos Jimenez, un señor de los intangibles imprescindible para que un equipo plagado de estrellas funcione, porque pone sobre la mesa el coraje, casta y corazón que muchas veces se echa en falta en el equipo titular de los angelinos.

Temporada apasionante la que nos espera, si las lesiones les respetan, los Lakers están llamados a redimirse en las finales del 2009, seguiremos observándoles desde el otro lado del Atlántico, a la espera de que uno de los nuestros consiga ese anillo que desde hace años tanto se merece.

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