lunes, julio 30, 2007

Otra vez en lo más alto


El año que Indurain dejó de ganar el Tour nos empezamos a preguntar cuanto tardaríamos en volver a ver a un español coronarse en los Campos Elíseos: al final han sido 11 años, seguramente lo hubiéramos firmado en aquel verano del 96.

Me cae bien Contador por varias razones: es madrileño, parece un tipo sencillo a la par que simpático y la suya es una historia de superación, algo que siempre gusta en la vida y en el deporte. Si alguien tenía que ganar este Tour tan raro, me alegro de que haya sido él.

Hace cosa de un año ya hablé largo y tendido de lo que significaba el ciclismo para mí. Por primera vez en mucho tiempo, este verano he vuelto a ver etapas del Tour, aprovechando las ventajas de la jornada intensiva y de lo que serán unas vacaciones tardías.

El ciclismo se ha convertido en un reality show más, la gente lo ve haciendo apuestas sobre quien será el siguiente al que pesquen. Este año han pillado al principal favorito (Vinokourov) y le han dado la patada de forma sibilina al líder de la carrera (Rasmussen). Cada vez está más claro que en ciclismo victoria es sinónimo de doping.

Contador pasa a la historia como el quinto español que gana el Tour, la primera vez que lo ganó Indurain permanecí pegado a la pantalla de mi televisor, tragándome con cuchara la última etapa, las ceremonias, las entrevistas ... ayer mientras Contador se coronaba yo estuve viendo "Yakuza" una grandísima película de la que hablaré otro día.

Los gabachos ni con todo el EPO del mundo consiguen meter a un ciclista entre los 30 mejores de su carrera fetiche y, además, tienen que ver como un español la gana otra vez. Antes de acabar la ronda gala, sus tabloides ya empezaron a verter patrañas sobre Contador. Él dice que está limpio, yo creo que lo está tanto como cualquiera de los que llegaron ayer a París con él.

jueves, julio 26, 2007

El Último Francotirador del Periodismo


Este es un pequeño homenaje a Carlos Boyero, uno de los principales inspiradores de este Blog y al que el Señor F. me presentó a través de la columna que podéis leer más abajo, en uno de esos viernes a media mañana, mientras disfrutabamos de los bocatas de calamares de la Plaza Mayor, en lugar de perder el tiempo asistiendo a clases en la universidad.

Tan poderoso como solo
(EL VOYEUR - CARLOS BOYERO 10 de marzo de 1999)

Veo en ¡Qué grande es el cine! a un señor que al principio de los 70 escribía: «Y que más da, querida, sé una vez razonable, que más dará ya quedarse o salir, si roto todo el pasmo, habría que drenar tantas capas de prensadas cenizas que, de verdad, querida, la fatiga, el horror...» en el memorable libro de poemas Una tromba mortal para balleneros. Se llama Martínez Sarrión. Veo a Juan Manuel de Prada, autor de Coños, o Pollas, o algo así, que aún no he podido leer debido a ineludibles compromisos con Proust, Stevenson, Stendhal, Faulkner y otros colegas suyos, pero del que sí conozco algunas enfáticas majaderías con formato de artículo en las que se empeña inútilmente en ser confundido con Capote. Veo a otro tipo incrustado a una pipa que hace infinitos años me lanzó una maldición bíblica por definir como soplapollas a su sacralizado Godard.

Digo veo, porque prudentemente he quitado el sonido del televisor. Están hablando de El Padrino 2, uno de mis amores inmarchitables, y mi humildad no quiere contagiarse de la sabiduría «garciana» y acabar «sabiendo casi tanto» de ella como el publicista de los vídeos de Warner.

El Padrino 2 me ofrece la lección magistral sobre la Historia, la Política, la Corrupción, el Poder, la Filosofía, la Psicología, la Soledad, la Familia, la Violencia, la Traición, la Decadencia. Algo que podrían haber firmado con orgullo Shakespeare o la tragedia griega. Estas cosas tan trascendentes están expresadas con hipnosis, magia, sabiduría, inteligencia, complejidad y belleza deslumbrantes.

Es capaz de lograr que sienta infinita piedad hacia un monstruo del que me han mostrado su grandeza y su miseria. Se llama Michael Corleone. Me contagia su indescriptible sufrimiento cuando comprende que su hermano le ha traicionado. A él, que sacrificó todos los principios morales de su juventud en nombre de la Familia. El rostro hierático de Pacino se contrae, su mirada sangra, agacha la cabeza y la cubre con una mano mientras que la otra sujeta temblorosamente un cigarrillo.

Me siento tan desolado como él cuando besa al hermano y le grita: «Has roto mi corazón, Fredo», cuando cierra implacablemente la puerta de la casa familiar a esa decepcionada esposa que ya no puede seguir amando al Mal, la soledad cósmica y la inconsolable tristeza de ese poderoso hijo de puta sentado en un jardín sombrío y rodeado de hojas secas, consciente de lo que perdió o mató para poder ganar, sus recuerdos de esa plenitud que jamás volverá, la muerte en vida, la terrible aceptación del destino, el horror abismal de ese verdugo, el trágico patetismo de esa víctima. En el prólogo hemos visto a un niño huérfano de todo que llega a «Lamérica», recluido en un hospital, arrullándose con una canción siciliana, balanceando sus pies, mirando con fascinación la Estatua de la Libertad. El epílogo posee idéntica grandeza estética y emocional. Esto es Arte, esto es Cine.

miércoles, julio 25, 2007

Nunca es tarde


Domingo 17 de octubre del 2027

Felicidades Muchachos, hoy cumplimos 30 años como grupo, habiendo superado con éxito la crisis de los 40 y sabiendo ocultar los hijos ilegítimos. Como no podía ser de otra forma, se ha confirmado la noticia: la tercera República esta aquí. Es obligado echar la vista atrás y recordar que todo empezó en realidad en aquel extraño verano del 2007.

Secuestraron El Jueves y a la mayoría le dio igual. Murió Polanco, sus enemigos descorcharon botellas de champán y los que le temían se echaron a temblar por la incertidumbre de lo que estaba por llegar. Saramago profetizó que España y Portugal se unirían en una sola Iberia fuerte y libre ... todas eran señales del principio del fin de lo que habíamos conocido hasta entonces.

En los meses siguientes todo siguió en calma, entre semana nos levantábamos a las 7:30 de la mañana para ir a currar, los lunes veíamos CSI y los fines de semana íbamos al O'Nabo. La burbuja inmobiliaria acabó explotando y a ello se unió el zenit del petróleo: malos tiempos para la lírica, que la mayoría superamos haciéndonos 3 agujeros más ... en el cinturón.

Lo que quedaba de España se puso seria y comenzó a reflexionar sobre sus problemas sin solución favoritos. Un grupo de sicarios de la mafia calabresa contratados por el presidente ***** acabó en unos meses con el conflicto vasco. Al país se la sudaron las consecuencias éticas de aquello, porque su principal preocupación era llegar a fin de mes: se rumorea que la pirámide de Maslow tuvo algo que ver en todo esto.

La gente empezó a preguntarse para qué servía la monarquía y por qué tenían que pagar con sus impuestos a esa institución de la que ni siquiera se podían hacer chistes en los medios. Los borbones lo captaron y en breve hicieron mutis por el foro exiliándose a tierras más cálidas (Jamaica).

Dejamos de mandar ciclistas al Tour porque lo consideramos un despilfarro de sustancias psicotrópicas y dopantes que podían ser utilizadas por otros que las necesitaban más. Mañana toma posesión como jefe de estado de la República el presidente *****, a ver que tal lo hace.

Serenos y alegres
valientes y osados
cantemos soldados
el himno a la lid.
De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid
...

jueves, julio 19, 2007

Voluntad indomable


(original del verano del 99, gestado poco antes y después de un viaje iniciático a Tenerife)


No rendirse ante las pretensiones ajenas es la cualidad más valiosa en un artista, y eso es lo que intentó durante toda su vida Orson Welles, un hombre adelantado a su tiempo, el “Profeta” del cine independiente americano.

Welles revolucionó todas y cada uno de los medios en los que trabajó: teatro, radio y cine. Pero durante su vida fue igualmente maltratado y adorado por distintos sectores de la sociedad.

Su negativa a adaptarse a la “fábrica” de Hollywood le llevó al exilio, pero no es menos cierto que su carácter intransigente y poco fiable le hicieron dilapidar el crédito que le proporcionaban sus mejores trabajos.

Sus temas predilectos fueron el totalitarismo, que siempre condenó y al que vio venir desde lejos, y la progresiva decadencia del hombre hasta llegar a la muerte.

Para Welles el poder y el dinero conducen inexorablemente al empobrecimiento personal, ello se refleja en sus obras más personales. El millonario de “Ciudadano Kane” no hace sino buscar su inocencia infantil robada entre las miles de obras de arte que ni siquiera llegó a desembalar.

Liberal consumado, siempre vivió a lo grande: los mejores hoteles, alcohol a raudales, las mujeres más bellas, y todo ello con un enorme habano entre los dientes. Pese a compartir aficiones, Welles odiaba a Hemingway, del que decía que bajo tanta exaltación de la virilidad se escondía una homosexualidad frustrada.

Disfrutaba engañando a la gente, su vocación primera fue la magia, incluso llegó a montar funciones en las que aserraba entre otros a Rita Hayworth, su segunda esposa, dejando boquiabierto al respetable. Pero eso no era nada comparado con las mentiras que contaba a los periodistas, pocas cosas le hacían más feliz que reinventar su pasado con extravagantes historias que todo el mundo se tragaba.

Su adoración por Shakespeare fue absoluta, para él nadie se adentraba en los confines de la naturaleza humana como el bardo inglés, ahí queda su trilogía para atestiguarlo: “Otelo”, “Macthbeth” y “Campanadas a medianoche”, todas sublimes y todas descatalogadas.

Nunca contó con éxito comercial y fue menospreciado por la crítica, los americanos no entendían sus películas y los europeos no querían verlas, vivió en la época equivocada, había demasiado sufrimiento en el mundo tras la “Gran Guerra” como para buscar en un cine algo más profundo que una mera distracción.

Los constantes problemas económicos le obligaron a actuar en películas diversas, en las que solía dejar su sello personal, pero el siempre dijo que interpretaba el papel de actor, como su tan admirado John Barrymore.

Orson Welles era esencialmente un ególatra, su adicción a sí mismo le llevaba a límites autodestructivos, lo prioritario era su trabajo, su arte, por encima de familia, amigos o compañeros. Cualquier persona o cosa que se interpusiera en su camino no le haría desistir de sus propósitos.

Era un vago activo, la contradicción se adueñaba de él cuando bajo tanta inspiración suprema aparecía la indecisión, como si tuviera miedo de no estar a la altura de sus mejores obras, algo lógico si tenemos en cuenta que creó la mejor película de la historia – “Ciudadano Kane”- con apenas veinticinco años.

Era indisciplinado y anárquico, una pesadilla para los productores, que a su vez eran la suya propia al manipular sus creaciones sin su consentimiento.

La mayor parte de los personajes de las películas de Welles son débiles, humanos y con frecuencia odiosos, el espectador no puede identificarse con ellos y eso hace que su cine sea indescifrable para la mayoría, dos de sus obras más personales, “El Cuarto Mandamiento” y “El Proceso”, son tan geniales como soporíferas.

Vivió en Europa durante décadas, le encantaba España donde pasó algunos de los mejores momentos de su vida. Era un insomne crónico, siempre con varios proyectos en la cabeza, abarcando más que un humano normal pero menos de lo que querría.

Welles ha sido inspiración para infinidad de cineastas posteriores y en vida recogió homenajes hasta de la Academia, de la que se mofó rehusando recoger su Oscar honorífico en persona, mientras veía la ceremonia por la televisión desde un lugar cercano.

Su historia demuestra la incapacidad básica del ser humano de alterar su verdadera naturaleza o de escapar al destino al que le conduce su propia personalidad, aceptó su “fatum” y convivió con él hasta el final.

Las cenizas de Orson Welles descansan en una hacienda andaluza difícil de encontrar, pero quince años después de su muerte su espíritu sigue vivo entre los que utilizan la cámara como instrumento del arte y sobre todo en aquellos que creen en lo que hacen y hacen lo que creen.

miércoles, julio 18, 2007

Cordier, Jose Smith, Arcachon ...


Es curioso como alguien puede acordarse de cosas que jamás sospechó que podría recordar. Por ejemplo yo, un día de 1896, estaba cruzando hacia Jersey en el Ferry. Mientras el nuestro salía del puerto, otro Ferry entraba, y en él había una chica que llevaba puesto un vestido blanco y una sombrilla del mismo color. Solo la vi durante un segundo. Ella no me vio en absoluto, pero le puedo asegurar que no ha pasado un solo mes desde entonces, sin que pensara al menos una vez en aquella chica.

Bernstein en "Ciudadano Kane"

Verano del 97, era la segunda vez que salía del país, esta vez iba acompañado de mi familia y era para asistir a las bodas de plata de unos amigos de mis padres. El destino era la goyesca Burdeos y los anfitriones una familia de franco-españoles mashotes que tuvieron que emigrar de España durante la dictadura.

Habían pasado tan solo unas semanas desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco, en las carreteras guipuzcoanas la bruma se mezclaba con la tristeza de unas tierras que se merecen algo mejor. En poco más de 7 horas llegamos a la capital de Aquitania, a través de enormes autopistas rectas, adornadas con las canciones de una Alanis que nunca lograría superar un debut demasiado triunfal.

Desde que llegué a aquella Maison a las afueras de la ciudad, que servía de hogar a los amigos de mis padres, me empecé a sentir como Bill Murray en "Lost in Translation". Aunque había mucha gente con la que hablar español, yo sentía esa incomunicación radical del que se siente un extraño fuera de su país, cuando no entiende los carteles por la calle.

Camino de Burdeos en un Super 5 tuneado, nos perdimos y acabamos cerca de las Dunas de Arcachon, centro turístico clave en la costa atlántica sur francesa. Se hizo de noche y en la lejanía podíamos vislumbrar las luces de San Sebastian, allá donde, pocos años después, Bardem le entregaría el premio Donostia a De Niro y Luppi haría lo propio con Bobby Duvall.

Después de dos horas, conseguimos llegar a nuestro destino original, un piso de estudiantes franceses en el que un tal Gizmo, dueño de la casa y amigo de los hijos de los de las bodas de plata, nos ofreció una cena ligera precedida de "le aperitif" que básicamente consistía en Ginebra a palo seco. Además, tuve el placer de comprobar los exóticos efectos del Champagne en la timidez de algunas francesas.

La comida fue escasa y la envidia abundante, al ver como el gobierno francés colma de ayudas a la juventud de su país, justo lo contrario de lo que ha pasado siempre en España. Sin saber ni como ni porque, acabamos haciendo una degustación de cervezas internacionales en una taberna del centro de Burdeos, rodeados de hinchas del Girondins. Aquel equipo sin Zidane, Dugarry y Lizarazu era una sombra de sí mismo que acababa de inaugurar la que sería otra mediocre temporada.

Paseando por un mercadillo de Burdeos, tuve la oportunidad de saludar a Alain Giresse, integrante de aquella Francia de Platini que nos birló la Eurocopa del 84. Entre chateaux y viñedos, me reencontré con la versión más bucólica de mi mismo, observando con recelo y respeto los días universitarios que estaban a punto de llegar, mientras olvidaba poco a poco los años pasados en la SOLFA.

Llegó la hora de la celebración de verdad, tuvo lugar en un Liceo abandonado, en mitad de la campiña. Nada más empezar recordé lo mucho que detesto las celebraciones sociales de casi cualquier índole, sobre todo si la mayoría de los asistentes no hablan mi idioma.

Una vez sentados en las mesas, en lugar de colocarme con los muchachos/as de mi edad, acabé rodeado de una pareja de sexagenarios emigrantes españoles. Al principio no tenía gran cosa que contarles, pero gracias a mi amigo Cordier acabamos fraguando una sorprendente amistad.

Rene Cordier era el último vástago de una familia de rancio abolengo de la Aquitania. Cuenta la leyenda que perdió toda su fortuna por culpa de al menos una mujer y tuvo que pagar en especie al constructor que aquella noche celebraba sus bodas de plata. La mercancía del trueque fueron unos cientos de botellas en las que aparecía la foto del tal Cordier en la etiqueta. Aquellos caldos eran tan historiados como efectivos para conseguir anestesiar mi agorafobia.

En el transcurso de mi incipiente melopea, oí una canción familiar, se trataba de "Freed from Desire" de Gala, la canción que años después daría lugar a mis famosos avioncitos, y que aquella noche me puso nostálgico, recordando mi tierra y la prehistoria del grupo de los Muchachos.

Llegados a los postres, me topé con una orgía de tartas de todos los colores, sabores y formas. Después de comer corderos asados al más puro estilo poblado de Asterix, aquellos gabachos no tenían ganas de más. No podía creerlo, empezaba a entender como conseguimos echar a las tropas napoleónicas de la península. De aquellas tartas y aquel vino, surgió una resaca de dimensiones bíblicas y una noche inolvidable de cuyos detalles casi no me acuerdo.

En algún momento de la noche un buen amigo/vecino en un estado similar al mío, empezó a disertar sobre las surrealista doctrina de José Smith, el fundador de la secta/iglesia de los mormones, del que tanto nos habló Atanasio en sus sacrílegas clases de religión. Pocos meses después, los mormones se harían fuertes en su enorme templo del barrio de Tajuñatalaz, a escasos metros de la SOLFA de Atanasio.

"Quien se acuesta borracho, amanece con agua", ese genial aforismo del Sr. Paco resume lo que fue mi último día en Burdeos, en el que lo más destacado fue que una misteriosa y desconocida jovencita francesa vestida de blanco me despidió con un dulce Au Revoir, y yo no pude evitar constestarle lo propio con la versión más grave de mi voz, a la vez que me atusaba el cuello del polo hacia arriba al más puro estilo Cantona, que debió nacer cerca de aquellas tierras o, al menos, en el mismo país.

Apenas unos días después, probaría por primera vez el licor que dio origen a la dirección de este Blog, pero eso ya es otra historia ...

martes, julio 17, 2007

Nachocho


Inconformista radical, ecléptico, irreverente, leal, irremplazable, rebelde con causa ...

Hace casi 18 años que asistí a mi primer partido de baloncesto, aquella tarde de Reyes en el Palacio, creí escuchar por la megafonía la palabra bazofia. Es imposible que no se me escape una sonrisa al pensar en aquella tarde y, sobre todo, en aquel jugador que en realidad se llamaba Nacho Azofra.

A los que me preguntan por mi dualidad (madridista en fútbol, estudiantil en baloncesto) les contesto que las dos secciones solo tienen en común el nombre y el color de las camisetas; y les recuerdo las palabras de Joe Arlauckas cuando dijo aquello de "El equipo de fútbol no gana nada, nosotros les estamos pagando la ficha".

Soy un estudiantil converso, no sabría decir cuando me convertí exactamente, lo que sí que sé es que en todos estos años ha habido un jugador que ha representado como nadie el espíritu del club y que hace tan solo unos días anunció su retirada definitiva.

Nachocho ha sido el máximo exponente de la filosofía estudiantil, basada en la cantera, el Ramiro, el alcohol, la Demencia y esas ganas de ir siempre contra corriente como buen salmonete. El secreto de la longevidad deportiva de Azofra no es otro que el no perdonar jamás la siesta después de comer, una costumbre que el que escribe también practica, en la medida de sus posibilidades.

El palmares de Azofra es el de la época dorada del club colegial: 2 Copas, una Final Four de la Euroliga, una final de la Korac y una final de la ACB. La dirección en cancha de Nachocho siempre se basó en una sabia combinación de una defensa impenetrable pero alegre y un contraataque showtimero: la esencia del baloncesto de unos toreros capaces de enfrentarse a cualquier morlaco, ya fuera en Jorge Juan, el coso de Vista Alegre o incluso en la mismísima CasaCampo.

Nunca echaremos lo suficiente de menos a este crack que me firmaba autógrafos a la salida de los partidos, cuando yo no era más que un tierno pre-puber y al que, hace tan solo unos meses, pude saludar y hacerme una foto con él después de un Fuenla-Estu.

Cuentan que a Azofra le robó la novia su mejor amigo, uno de esos traidores que se cambian de acera para poder ganar títulos. Nachocho nunca les guardó rencor, siempre fue partidario del "Si quieres a alguien dejalo libre ... si vuelve es que alguna vez te quiso de verdad" y, además, sabía de sobra que tanto su ex-novia como su supuesto amigo: en el pecado llevaban la penitencia.

En aquella tarde de Reyes de principios de los 90, yo no sospechaba que algún día todos llevaríamos en el bolsillo un móvil que nos permitiría fotografiarnos con nuestros ídolos de la infancia, tampoco sabía que aquel sería el primero de varias decenas de partidos inolvidables, que un día llegaría a ver en directo a los Lakers en Boston o que una tarde de julio tendría el honor de dedicarle un post al mejor jugador que ha vestido jamás los colores del equipo de baloncesto más carismático de Europa.

lunes, julio 16, 2007

Western shakesperiano


"Deadwood" es el enésimo descubrimiento de Boyero en la HBO, esta vez se trata de una serie western, capaz de atraer hasta a aquellos a los que no nos gusta el género - salvo contadas excepciones como "Sin Perdon" o "Centauros del Desierto".

La serie de marras está ambientada en un poblacho de la América profunda, rodeado de impresionantes bosques y de filones de oro de dudosa rentabilidad. "Deadwood" esta sobrada de presupuesto, cada capítulo de una hora es una película en sí misma, en la que podemos llegar a percibir el hedor pestilente de ese pueblo embarrado, en el que jamás veremos pasar una bola de paja por la calle, ya que, por alguna extraña razón, está siempre lleno de gente.

En lugar de las habituales vestimentas de cowboy, la mayoría de los protagonistas llevan trajes de tweed, bajo los que intentan esconder sus nunca desinteresadas intenciones. Los indios están al acecho para cortarnos la cabellera y las leyes son un tanto arbitrarias. Los caciques del poblacho son los dueños de esos saloones en los que los paisanos juegan al poker o a los dados, hasta conseguir la cantidad necesaria para pasar un buen rato con las meretrices del lugar.

Al igual que en los Soprano, no conviene encariñarse demasiado con ningún personaje, porque en cualquier momento pueden volarle la tapa de los sesos, por muy protagonista que pareciera ser. Las armas están por todas partes, las palabras más escuchadas son fucking/cocksucker y el instinto de supervivencia es lo único que les permitirá ver la luz del sol al día siguiente.

Los actores de "Deadwood" son tan creíbles como desconocidos, parecen teletransportados en el tiempo desde aquella época en la que Ab Lincoln escrutaba el panorama desde su omnipresente cuadro en las paredes de los sitios públicos, esperando que pasara algo, sabiendo que cualquier suceso inesperado era capaz de convulsionar esa pequeña sociedad tan moderna y supuestamente libre en su concepción, como atávica en sus costumbres.

Al principio cuesta empezar a verla, porque es lenta y es complicado hacerse con los personajes, pero después de unos pocos capítulos es imposible no engancharse a esta pequeña joya de la televisión, que nunca tendrá un hueco en nuestras cadenas en abierto; pero que con la magia de Internet, puede llegar a nuestras casas con la misma rapidez y crueldad con que las balas silvan en el horizonte no tan lejano de Deadwood.

sábado, julio 14, 2007

Dignidad guerrera


Stanley Kubrick era ese director extremadamente perfeccionista y huraño, al que le gustaba picotear en todos los géneros, para demostrarle al mundo que en todos ellos podía hacer películas buenas o muy buenas.

"Senderos de Gloria" es una película de guerra y, a la vez, un alegato contra la guerra. Ubicada en el frente francés durante la Primera Guerra Mundial, lo que cuenta podría extrapolarse fácilmente a cualquiera de los conflictos militares que se desarrollan por el mundo en la actualidad.

Kirk Douglas es el absoluto protagonista de esta cinta oscura y pesimista, en la que se ven pocas sonrisas y menos mujeres. El patriarca de los Douglas fue uno de los mejores actores de la época dorada de Hollywood y en "Senderos de Gloria" se enfangó en un papel difícil, de los que levantan ampollas y a la vez son capaces de marcar a fuego la carrera de cualquier actor.

Todos hemos tenido jefes imbéciles, si cambiamos las trincheras por nuestro lugar de trabajo habitual, esta película nos resultará familiar: nos recuerda que cuando uno de nuestros superiores está metiendo la pata hasta el fondo, el camino más difícil suele ser llevarle la contraria; pero a la larga puede ser el único que nos permita poder seguir llevando la cabeza alta, con esa extraña dignidad de los que aparentemente están solos, pero aún consiguen emocionarse oyendo cantar a una chica temerosa, en un idioma que ni siquiera entienden.

lunes, julio 09, 2007

Todo nos sabe a poco


Rafa Nadal es el mejor tenista español de la historia y también uno de los mejores deportistas que nos han representado jamás. Hace un par de años, viendo la final de Wimbledon en Gales, una británica no dejó de expresar con continuos grititos su admiración por el dios Federer, mientras vapuleaba a un Roddick que no le llegaba ni a la suela de los zapatos.

Cuando acabó el partido, me estuvo diciendo que Federer era el mejor tenista de la historia, que Wimbledom era el torneo más prestigioso, que el All England Club es una de las catedrales del deporte mundial ... típico rollo chovinista anglosajón, que ante la mediocridad deportiva de las islas se permiten el lujo de adoptar a un suizo (el tenista, no el bollo) como si fuera algo suyo.

No pude evitar sacar el tema de Nadal, la británica me dijo que el chaval era bueno, con esa condescendencia tan flemática de aquellos hijos de la Gran Bretaña, que todavía piensan que Europa se acaba en los Pirineos. Ayer Nadal dio una lección de tenis, pero sobre todo de coraje, lo mejor de su actuación fue el hecho de que por la tarde se encerrara en su habitación y no quisiera hablar con nadie. Nadal perdió un torneo que debía haber sido suyo y los campeones jamás deben conformarse con un segundo puesto.

Hace unos años nos hubiéramos dado con un canto en los dientes por llegar a esa final, pero las cosas han cambiado y mucho. Las generaciones nacidas a partir de la década de los 80 se han quitado todos los complejos y no paran de demostrarle al mundo que mucho más allá del buen tiempo y la gastronomía, en España se fabrican campeones con la misma facilidad que en las mejores factorias deportivas del planeta.

Nadal, Alonso y Gasol forman la santísima trinidad del deporte patrio. Mucho más allá de los infinitos anuncios televisivos que protagonizan, se esconde una mentalidad ganadora en la que el talento, el descaro y la disciplina mandan a partes iguales. Quieren ser los mejores y saben de sobra que pueden serlo, su moral es dura como una roca y no piensan conformarse jamás con un segundo puesto. Supieron aprender de los campeones pioneros de nuestro deporte y prefieren ser la regla que la excepción.

El próximo año, mientras los ingleses devoran fresas con nata desde las gradas, Rafa Nadal volverá a estar ahí, para aguarle la fiesta a Federer. El manacorí no se pondrá el trajecito blanco para recoger el trofeo, irá con su pinta habitual de Marc Lenders del siglo XXI, dispuesto a hacer añicos con su raqueta los relojes de cuco que inventaron los compatriotas de Roger en la misma época en que los valencianos Borgia dominaban el mundo, con esa mezcla de malas artes e inconformismo radical de los que no están dispuestos a achantarse ante nada ni ante nadie.

jueves, julio 05, 2007

El día que perdimos la inocencia


La Biblioteca Presidencial JFK no tiene nada que envidiar a su homóloga en la SOLFA, a parte de homenajear al primer presidente católico de los States, allí se celebran toda clase de saraos, en los que como aliciente, se permite visitar a los invitados el museo en el que se esconden objetos que pertenecieron a Kennedy, además de proyectar un interesante documental sobre su vida antes de llegar a la Casa Blanca.

Junto a JFK, a su diestra aparece un joven con un gran parecido físico con él, se trata de Robert (RFK), el benjamín de los Kennedy, tan pichabrava y buen político como su hermano, y cuyo asesinato inspiró la película "Bobby", opera prima del siempre irregular Emilio Estévez.

A parte del propio Estévez, en la película intervienen Helen Hunt, Anthony Hopkins, Demi Moore, Sharon Stone, Lindsay Lohan, Elijah Wood, Heather Graham, Ashton Kutcher, William H. Macy, Joshua Jackson, Christian Slater o Laurence Fishburne. Todos ellos convierten a "Bobby" en una experiencia coral que podría haber firmado el mismísimo Robert Altman (q.e.p.d).

La película está ambientada en el Hotel Ambassador, lugar en el que asesinaron a RFK, en las horas previas al magnicidio. Todos los personajes conforman un mosaico de lo que fue esa convulsa época, en la que un país herido por una guerra absurda, trataba de recuperar su identidad a través de un candidato a presidente tan carismático como ilusionante.

El día que mataron a Bobby Kennedy, todos perdimos la inocencia, incluso los que no habíamos nacido y lo acabaríamos haciendo a miles de kilómetros de los States. Aquel 5 de junio del 68, tuvimos que empezar a llamar demagógico a cualquier discurso político que reivindicara los derechos civiles, lo justo y una forma de ser y estar en el mundo que no pensara sólo en arrasar todo lo que se interpusiera en su camino.

"Nixon" de Oliver Stone, los representa como un clan de magnates con sombreros de cowboy que mueven los hilos del país más poderoso del globo y le dicen al Presidente lo que tiene que hacer. Lobbys, Sociedades Secretas, Canteros ... da igual como los llamemos, ellos fueron los que ordenaron matar a JFK, a Luther King y a RFK. Tal vez se confirme dentro de 100 años, cuando a nadie le importe, lo que cuenta es que no consiguieron eliminar del todo la semilla de esperanza que estos personajes consiguieron sembrar en un mundo gris y dominado por el odio y el miedo a todo lo que fuera diferente.

La película es muy buena y nos muestra una época de la historia muy parecida a la que vivimos hoy en día, con la diferencia de que nosotros todavía no hemos encontrado a nuestro Bobby y tenemos que conformarnos con políticos que mienten, intercambian sangre humana por petróleo y se aseguran una dorada jubilación gracias a las comisiones ilegales.

Es necesario destacar la genial actuación de Lindsay Lohan, la golfilla oficial de Hollywood, que en "Bobby" demuestra que su talento va mucho más allá de sus adicciones al alcohol, las drogas, las orgías y las fiestas perpetuas. Lohan es la mejor actriz de su generación y en esta película demuestra que es capaz de reencarnarse en una criatura adorable, inocente y valiente; capaz de hipotecar su felicidad y sus sueños por salvar la vida de alguien a quien apenas conoce .

miércoles, julio 04, 2007

Rompiendo las olas en tierras conejeras


Habían pasado siete años desde la última vez que pisé las Canarias, más de un lustro desde que surcara las olas del Medano a lomos de mi tablilla con vela de Windsurf, sintiendo el viento sobre mi engominado cogote. No diré que fue fácil, pero es obligado decir que mereció la pena.

Lanzarote es un paraje que sufre una dulce decadencia, la isla sabe de sobra que no sería nada sin el caballero de la mesa redonda que la dio nombre ni sin Cesar Manrique, su hijo más famoso, que la convirtió en un foco turístico de marca mayor.

Cuando los carteles del aeropuerto están primero en alemán, luego en inglés y, por último, en español; es una señal inequívoca de que los guiris han colonizado la isla. A nosotros nos tocó hospedamos en PUerTO Calero, en el Hesperia, un 5 estrellas de esos que te ofrecen una copa de cava cuando haces el check-in. De nuevo estábamos In the middle of Nowhere, habían pasado 16 años desde que parara en el Oasis de Lanzarote, pocas cosas habían cambiado en la isla desde entonces, seguían sin dejar pegar carteles en las paredes ni tirar cosas al suelo.

El Mojo Picón y las Papas Arrugadas son el alimento más autóctono. Verde o rojo, el Mojo no tiene nada que envidiar a la salsa brava del O'Nabo. El Gofio es una suerte de espinacas popeyescas para los campeones de lucha canaria, un poco de este manjar contiene más energía dopante que toda la creatina del mundo. A lomos de mi camello (que en realidad era un dromedario) volví a visitar el Restaurante del Diablo, ese en el que te chamuscan el solomillo en el crater del volcán.

La lava templada del Timanfaya esconde tesoros cinematográficos como los rodajes de "Mararia", "2001, una odisea en el espacio", "El Planeta de los Simios" o esa película en la que Jane Fonda hacía de mujer de las cavernas ataviada con muy poca ropa. Un paseo selénico por el Timanfaya no hace sino recordarnos lo mucho que echamos de menos tierras más verdes y cerveceras.

A la pregunta ¿Tienen Jameson con Ginger Ale en Lanzarote? He de contestar que sí, aunque los lugareños prefieren el Ron Arehucas, por aquello de que es el de la tierra y lo dejan envejecer en barricas elaboradas con madera procedente del Drago Milenario. Arrecife es la capital de la isla y esconde garitos con nombres plagiados de la zona de Juan Bravo, como el Doblón, el Tantra o la Botellita.

Lo peor de las Canarias es el Loro Parque y lo mejor es el LagOmar, que es la casa que Manrique le construyó a Omar Shariff y que el bueno de Omar perdió en una partida de cartas. Desde entonces, el LagOmar se convirtió en un restaurante y un garito en el que por la noche acuden los conejeros más Pirros Flautas (Pijos Flautas con ínfulas de indies de postal) a escuchar acid jazz, trip-hop y beber Pampero mezclado con Canada Dry.

La arquitectura del LagOmar es tan onírica como naturalista, su objetivo es aprovechar las rocas y las burbujas volcánicas para construir esas piscinas que tanto nos recuerdan al Lago Martianez (allí donde conocimos las curvas protutéricas de las chicharreras) y grutas encaladas que parecen sacadas de la cabeza de John Malkovich.

Al día siguiente había que madrugar para KiteSurfear por Famara, la playa en la que me convertiría de nuevo en el Gran Kahuna Godo de las islas guanches, utilizando como banda sonora el último disco de Elvis Crespo. Para iniciarse en el KiteSurf es necesario pasar 3 horas acostumbrándote a la cometa en la arena, los brazos se te acaban entumeciendo y el viento se te mete por todos los rincones de ese traje de neopreno que te han prestado y del que te preguntas cuantos intrepidos habrán muerto con él puesto.

Famara es el Medano de Lanzarote, una playa que haría las delicias de los protagonistas de "John from Cincinnati", la serie que ha sustituido a los Soprano en la HBO. Surfear es una droga dura, una vez que lo pruebas es complicado no querer más, los que vivimos lejos del mar necesitamos aprovechar cada momento en esas playas ventosas como si fuera el último, porque puede que lo sea.

Famara no es Tarifa, pero es la mejor playa surfera de Lancelot, allí fue donde me inicié en el KiteSurf y donde volveré algún día a practicarlo, mientras tanto tendremos que conformarnos con "Los Cristianos", un sitio en el que impera la ley del hampa aronero y en el que volveremos a gañotear en el restaurante de Rosario, fumándonos un puro y brindando con caldos de las islas por el espíritu inmortal de Celia Cruz y Tito Puente.

martes, julio 03, 2007

¿Un español en los Lakers?


Marc Gasol es, hoy por hoy, el español con más posibilidades de convertirse en el primero en vestir de amarillo y púrpura. Little Gasol en L.A. implicaría que Cuatro tendría que retransmitir más partidos de los angelinos, lo que siempre es una buena noticia.

Gracias a la confianza que Pepu le dió en el mundial de Japón, la "Tanqueta" se ha convertido en ese 5 dominador que tanto necesitaba nuestro baloncesto, una suerte de Sabonis en versión tosca y con mucho todavía por pulir; que con la inteligencia marca de la casa, está destinado a dominar los tableros, con esa pinta de mostequero grunge tan gasoliana.

Los Lakers son al baloncesto lo que el Madrid al fútbol, el comisionado Stern lo resumió bien cuando dijo: "Sin lugar a dudas, para nuestro negocio la mejor final posible sería Lakers contra Lakers". Este año los Lakers han elegido en el Draft a un chino y a un hispano, por aquello de la mercadotecnia y los inmigrantes en L.A. Kobe lleva un tiempo rajando para que le traspasen o fichen algún crack, porque no ve claro volver a ganar un anillo con los Lakers. Parece que tío Phil ha perdido su magia Zen y se ha convertido en un entrenador del montón, o eso intentan hacernos creer desde los States.

A Kobe siempre le ha gustado como juega Gasol (el mayor), sospecha que podrían hacer grandes cosas juntos, pero a los Grizzlies no les da la gana traspasar a Pau, que parece condenado a seguir nadando en el mar de mediocridad de los equipos NBA que no aspiran a nada.Tal vez Kobe se tenga que conformar con "Little" Gasol, al que si le dieran la mitad de apoyo que le han dado a Bynum, sin duda triunfaría en la NBA.

El de este año ha sido el mejor Draft desde el de Lebron, Melo & Co. Oden y Durant van a ser dos de los grandes de la liga desde ya mismo, son dos tipos ilusionantes, capaces de congregar frente al televisor a mucha más gente que las últimas finales de la NBA. Los Grizzlies no han tenido suerte ni en la lotería del Draft: Pau: aguanta lo justo para jugar contra el Estu en octubre y luego vete a un equipo de verdad.

La noche del Draft envió al "madrileño" Szczerbiak a jugar a Seattle con Durant y, a cambio, los Celtics han conseguido a Ray Allen, un jugón en plena madurez baloncestística, que junto con Paul Pierce y los jovenes secundarios, va a regalar a los bostonianos unas cuantas victorias más que el año pasado y puede que incluso un puesto en los play-offs.

Después de una temporada en la que los MVP de la liga y las finales han sido europeos, nos espera un año apasionante en la NBA, las nuevas figuras intentarán recuperar el prestigio yankee perdido, a tan solo unos meses de las olimpiadas de Pekín, donde los de la ÑBA aspirarán a todo con 7 jugadores enrolados en la mejor liga del mundo.

lunes, julio 02, 2007

Don Pacino


"Hay que aceptar las cosas malas junto con las buenas. Todo es parte de tu identidad, de tu lucha. ¿Por qué deshacerte de algo que has hecho? Me molestaría muchísimo poder eliminar las películas malas. Hay películas que yo no quería hacer y que salieron mal, y hay películas que realmente no quería hacer y salieron bien. ¿Qué puedo decir? Tuve la suerte de tener esas oportunidades."

"Conversaciones con Pacino" es una recopilación de encuentros con uno de los actores más grandes de las últimas tres décadas. Alguien que odia las entrevistas y a los periodistas casi tanto como la fama, pero que con los años ha aprendido a vivir con todos ellos. Un interprete shakespiriano de pura raza que, casi sin quererlo, ha protagonizado algunas de las mejores películas de la historia.

Después de tantos años en la cumbre, Pacino no tiene el menor interés en saldar viejas deudas con detractores o ex-compañeros de reparto, convirtiéndose en la antítesis del Don Corleone que le llevó al estrellato y sólo parece lamentar hasta el infinito la ausencia de Robert Duvall y Winona Ryder en la tercera del Padrino.

Su excentricidad es producto de su genialidad, Larry Grobel nos intenta inculcar esta idea desde el principio del libro. Tras la desconfianza inicial, Larry y Pacino acaban siendo íntimos. Con los años, Alfredo se ha convertido en un mito para sus compañeros de profesión y un icono relleno de celuloide para el resto de los mortales.

A través de las conversaciones, Al nos permite adentrarnos en su cara más oculta, la de pater familia sesentón que disfruta viendo corretear a sus gemelos por el jardín, mientras declama versos del Bardo eterno.

Al final, la familia acaba siendo fundamental para Pacino: un personaje tímido, con miedo al compromiso, que se olvida quién es y de dónde viene cuando esta enfrentándose a si mismo sobre las tablas. Histrión o no, ha amasado una fortuna como el que no quiere la cosa, cambiando las aceras de Nueva York por las autopistas infernales de Los Angeles.

Con "Looking for Richard" se convirtió en director accidental, sabiendo de sobra que para él actuar es más necesario que respirar. El justo desorden de su casa esconde tesoros como ese único poema que dedicó a su hijo recién nacido. Si alguna vez os preguntasteis que pasa por la cabeza del Don, la respuesta más aproximada está en las "Conversaciones con Pacino". Bona sera.