viernes, junio 20, 2008

El clásico post de la Eurocopa


C. Ronaldo ya está camino de Madeira, desde donde esperará a que el Madrid le pague unas decenas de millones de €s al Manchester, a cambio de su fichaje. Una contratación no necesaria desde el punto de vista futbolístico, pero que sí que hace falta desde el lado emocional, por aquello de la nostalgia del carísma y tirón popular de los galácticos.

Está siendo un torneo algo rancio, la superioridad de Alemania nos suena viejuna y nos remonta a otras épocas en las que los teutones ganaban sin estrellas ni convencer a nadie. Holanda es la de siempre pero con otro esquema, dejando un lado las reminiscencias cruyfferas, no tienen su mejor equipo en la última década, pero su entrenador huele a campeón, ya sea hoy o en años venideros. Los millones rusos de Abramovich serán un hueso duro de roer en cuartos.

El españolito de a pie no se fía ni de Italia ni de su propia selección. Por mucho que la prensa nos venda que el ambiente en la concentración es inmejorable, siempre aparece algún gilipollas (llamemoslos Aragonés o Ramos) y lo estropea todo, en un par de tardes. ¿Qué ha cambiado en esta Eurocopa que no hubiéramos visto antes? Pues, a parte de que se han ganado los tres partidos del grupo, poca cosa, todo nos suena y nos parece ya visto y oído.

La gran virtud de esta selección es la juventud y su lacra es la ausencia de físico contundente, se trata de una selección con demasiados tirillas en la que se echa de menos algún trotón, y tal vez sobren algunos aprendices de fantasiastas. El Madrid haría muy bien fichando a Villa y mandando al banquillo a Raúl, el vitalicio al que nadie echa de menos en Austria.

Una tormenta de dudas se cierne sobre el futuro de la roja: ¿se atreverá Del Bosque a volver a llamar a Raúl o aplicará las teorías de los ciclos y de los cerdos y los San Martines? Es hora de dar un paso adelante y ganar por una vez a los italianos en competición oficial, si no lo hacen, serán merecedores de otros dos años de escarnio, en los que se les restregará que jamás son capaces de pasar de cuartos.

La otra Iberia, llora desconsolada la ausencia de un killer, lo paquete que es su portero y lo escasamente decisivo que ha sido C. Ronaldo en esta Eurocopa, de la que ya sólo quedan 6 partidillos. Se nos ha pasado volada y en apenas 10 días, ya estaremos pensando en el Mundial de Sudáfrica. La suerte y el desafío a la historia serán determinantes el domingo por la noche, quién quiera pronósticos, que pruebe en bwin.

miércoles, junio 18, 2008

No Drama



¿Qué pasaría si un Muchacho se convirtiera en una estrella de Hollywood y se llevará con él a otros tres chachetes para que vivieran todos juntos en un Mansuplón de Beverly Hills? La respuesta se llama "Entourage", otra serie de culto surgida por obra y gracia de la factoría HBO; y esta vez no ha sido Boyero el que nos la ha puesto hasta en la sopa. Se trata de un extraño cruce entre "El Juego de Hollywood" y la vida de los Muchachos si más que Muchachos fueran Amachumbradores y tuvieran su cuartel general en Estocolmo, en lugar de la árida Madrid.

Vinnie Chase es una estrella del celuloide en ciernes, originario del Queens más profundo, su sueño es convertirse en un actor de carácter, capaz de protagonizar el nuevo "Scarface", a la vez que disfruta de los placeres de la vida de joven muchimillonario entre rodaje y rodaje. Su "séquito" de amigos del barrio se encargan de mantener sus pies anclados al suelo del estado dorado, mientras flirtea con todo tipo de actrices y modelos, para intentar olvidar que hasta las estrellas más deseadas reciben unas buenas calabazas de vez en cuando.

Eric (más conocido como el hijo de Jack en la serie del Sr. Floppy) es el mejor amigo de Vinnie y , de paso, su manager. Es el listo del grupo y le toca dirigir la carrera de la fulgurante estrella para que la fuente de ingresos de este sequito no llegue nunca a secarse. Ataviado con una sempiterna camiseta de beisbol, comprada en Banana Republic, el bueno de Eric tiene que soportar cada mañana la llamada de las 6, en la que alguno de los otros representantes de Vinnie le despiertan para recordarle que él no es la estrella. Romántico empedernido, tendrá que elegir entre ser siempre un vividor o serlo solo a ratos, para no aniquilar todas sus valiosas neuronas.

Johnnie Drama es el hermano de Vinnie, un actor de culebrón venido a menos, que soporta con estoicismo el estrellato de su hermano pequeño. Él es el que prepara cada mediodía el desayuno, con mucha vitamina C, que siempre viene bien para las resacas. Más allá del alivio cómico está este Drama, un encajador nato que pelea por su carrera como si todavía tuviera alguna posibilidad de sacarla adelante.

"Turtle" o "Tortuga" es el tipo más sanote del sequito, un orondo enamorado de su Nueva York natal al que siempre le veremos vistiendo alguna camiseta de los Knicks o los Yankees. Él es el conductor y/o linze del séquito y, por ello, no le hace ascos a ningún buga ... ya sea un hummer, un maserati o un simple Ashton Martin. Atraviesa una mala racha con las féminas, que le viene durando desde que nació, y que demuestra que a veces ni los que viven más cerca de las estrellas lo pueden tener todo.

Ari Gold es el agente de Vinnie y su principal contacto con una industria que en "Entourage" se nos muestra en toda su crudeza. Ari es un judío vigoréxico que ya no se acuerda de la última vez que se tiró a su guapa esposa sin recurrir a la viagra; y que recuerda la primera vez que le hicieron una mamada como el día más feliz de toda su vida. Neurótico hiperestresado, es el personaje más redondo de toda la serie, un carpanta de Globos de Oro, Emmys y cualquier otra estatuilla que se le ponga a tiro. Lleva la carrera de Vinnie como si fuera la de su propio hijo, soportando los caprichos y la inmadurez de este séquito, a cambio de un buen porcentaje de todo lo que pille la estrella.

"Entourage" es mucho más que cientos de cameos de gente famosa interpretándose a sí misma: es una odisea sobre la amistad bañada en las turbias aguas de la soleada California; ideal para reconciliarse por el mundo el día que los Lakers sucumbieron finalmente ante los Celtics, ante la atenta mirada de estos guys, que, al parecer, están inspirados en la vida de Mark Wahlberg y el grupo de Muchachos que le rodearon en sus inicios.

martes, junio 17, 2008

Cuando NO todo está perdido


Cuando queda un último resquicio al que aferrarse, las esperanzas de los angelinos aún siguen vivas. Todos las estadísticas están en su contra, pero aún así saben que a cara de perro, cualquier cosa es posible. Los Lakers van a la deriva en una espiral que pide a gritos un paso hacia delante del mayor de los Gasol.

Siempre soñó con jugar unas finales pero nunca imaginó que fuera tan duro. Al final de cada batalla le duele todo y se acuerda de lo tranquilos que eran los meses de junio cuando su baloncesto vagaba por las callejuelas de Memphis. Un regalo de los Grizzlies le llevó a la soleada California, donde se reencontró con la victoria bajo la batuta del Pepu Hernández de la NBA.

La segunda unidad de los Laguneros no aguanta sobre sus espaldas el peso de un puñado de hambrientos de triunfo vestidos de verde. 12 perdedores sin piedad, no piensan dejar pasar esta oportunidad única, los Lakers tienen dinastía para años pero lo de los Celtics es insostenible, por la edad media de sus estrellas y el apoyo de una ciudad en la que el baloncesto es el tercer deporte en popularidad.

La buena suerte de los irlandeses está llevando en volandas a un equipo que ya sufrió para dejar en la cuneta a Atlanta en la primera ronda y que desde entonces no ha parado de crecer, con la irregularidad de los genios y la seguridad de los estajanovistas del parquet. Paul Pierce es el último abanderado de una dinastía a la que siempre odió de pequeño y que le ha dado la oportunidad de derrotar a su pasado, defendiendo la bandera de los que antaño fueron enemigos irreconciliables.

El Tío Phil le recomienda libros de Hemingway al Tío Pau, observando con curiosidad como esté gigantón venido de allende los mares, es su mayor esperanza para el sexto partido, ese que podría abrirle la puerta de la historia, incrustándole un último anillo en unas manos en la que hace años que no caben más, pero en las que siempre abrá hueco para una foto con la insigne estatua del mito Red Auerbach.

El BankNorth Garden será una olla a presión en la que los últimos malditos del baloncesto tratarán de dirimir a pedradas quién es el legitimo dueño de la leyenda de un baloncesto tricolor, en el que el verde se mezcla con el amarillo y el púrpura, en busca de un penúltimo peldaño antes de la batalla final a dirimir a escasos metros de la muralla china.

lunes, junio 09, 2008

Corazonada



A veces, lo más simple es lo que más puede llegar a sorprendernos. "Once" es una pequeña gran película que gustará hasta a los que detestan los musicales, una cinta sobre la esperanza en la que los protagonistas son anónimos el uno para el otro. No necesitan llamarse para crear una pequeña obra de arte en la que la banda sonora fluye y se entremezcla con la historia.

"Once" es un "Antes del Amanecer" mucho menos pretencioso y con protagonistas musicales sobradamente perro-flautas. Con apenas 100.000 euros de presupuesto consiguieron hacerse un hueco en los Oscars, donde, desde la humildad, se llevaron la estatuilla y siguieron dando una lección de dignidad creativa y talento, con un discurso capaz de enternecer hasta a las estrellas más duras del firmamento hollywoodiense.

Es obligado hacerse con el disco de la película. "Falling Slowly" y "When your mind's made up" destacan sobre un total de 13 canciones tan inspiradoras como necesarias y que gustarán más allá de géneros o preferencias personales.

El argumento nos propone la amistad como único alivio verdadero para la soledad, una fórmula que todos conocemos pero que a menudo olvidamos aplicar. Con sus entrañables protagonistas, nos sumergiremos en el Dublín menos verde para conocer a unos cuantos antiheroes poco habituales, que en lugar de ahogar sus miserias en la barra de un pub, prefieren gastarse el dinero en crear su propia música, provocando la envidía de todos aquellos que jamás hemos sido capaces de tocar un mal acorde.

Hay veces en las que todo lo que se diga de una película no hará más que adulterar las sensaciones de aquellos que la vean por primera vez. No hablaré de recursos estilísticos, ni de excelentes interpretaciones neófitas; en casos como el de "Once" lo mejor es verla, escucharla y compartir lo que nos ha transmitido con quien tengamos más cerca.

Hay películas que después de verlas te dan la sensación de ser mejor persona y otras como esta, que no aspirando a tanto, consiguen llenar para siempre vacíos cinematográficos y musicales en almas saturadas de información, sonidos e imágenes en movimiento.

sábado, junio 07, 2008

Semana baloncestística


Ha sido una semana de mucho trajín, en apenas 7 días han echado a Pepu a la puta calle, el Estu ha fichado a Casimiro, los Lakers han perdido el primer envite de las finales y Aíto se ha convertido en nuevo seleccionador. Todas son noticias y todas están relacionadas, así que le dedicaremos un párrafo a cada una.

Quien no sepa lo que pienso de Pepu, que escriba Pepu en la casilla de la esquina superior izquierda, al ladito del letrero de "BUSCAR BLOG". Respecto a su destitución, he de decir que es un error, que la cosa parece más un asunto de celos o caciquismo que una decisión tomada desde el sentido común y pensando en lo mejor para la selección. Es cierto que hemos ganado medallas con casi cualquier seleccionador en la última década, pero Pepu es el único que nos ha hecho ganar una de oro. Don Jose Vicente merecía acabar su ciclo en los Juegos y luego empezar a pensar en otra cosa. Nunca sabremos del todo si Pepe Saez es profundamente gilipollas o Pepu ha tenido también algo de culpa, lo que está claro es que la digestión del éxito en el Mundial no ha sido la mejor de las posibles, y él que no este de acuerdo, que piense en las sillas "VIPS" vacías en el Palacio durante el Europeo o el exceso de publicidad de la selección: se les fue la mano prostituyendo un triunfo que empezó siendo de todos y acabó siendo de unos pocos: de los que más pusieron el cazo.

Casimiro es un tipo gris y anodino, que abusa de la ironía y el sarcasmo para afrontar una carrera que empezó muy bien y hoy en día no es más que un barco a la deriva, al que ahora le toca parar en Magariños. Después de un año no apto para cardiacos, lo que menos necesita el Estu es que semejante tristón se siente en su banquillo. Lo único bueno de este fichaje es que evita que Casimiro se postulara como seleccionador nacional. Por mucho que el Fuenla lo haya hecho bien o muy bien los últimos años, el tipo transmite malas vibraciones. Las veces que le he tenido cerca, da la impresión de eterno cabreo con el mundo. Él, que estaba llamado a ganar tantos títulos y se ha tenido que conformar con salvar equipos del descenso. Lo bueno de este fichaje es que no durará mucho, se me ocurren un par de horizontes temporales: la conmemoración del Año Muchacheo y el turrón, antes de cualquiera de los dos, Casimiro ya estará en la puta calle.

Hasta Loncar y Carnicero parecía que animaban a los Celtics en la restransmisión del primer partido de las finales. Mucho más allá del marketing y el merchandising, hay que reconocer que los bostonianos tienen un hambre de títulos como se han visto pocas en la historia de la NBA. Tienen ganas de merendarse a los Lakers y decirles: "Vosotros tendréis el sol, la playa, las tías buenas y Hollywood; pero nosotros tenemos unos huevos como sandías y os vamos a aplastar en las finales". Da gusto ver tan insana rivalidad, si el anillo no se lo llevan los Lakers, me parece perfecto que se quede en Boston. Los de purpura y oro salieron acojonados al Garden, les faltaba ese punto de mala leche y hambre de triunfos de los que llevan 22 años sin mojar. Gasol estuvo blandito y nos recordó al peor Gasol: el de la final del Europeo del año pasado. No me cabe la menor duda de que Phil Jackson levantará la moral de la tropa y serán unas finales largas y dolorosas, que por supuesto seguiremos con atención desde estas páginas.

¡¡ Don Alejandro Selección !! no queda tan bien como ¡¡ Pepu Selección !!, pero también nos vale. Este tipo serio y lacónico, es el único capaz de sortear el impacto emocional de la destitución del mejor entrenador de la historia del deporte español, entre otras cosas por su infinito palmares y porque él es el culpable del éxito de la mitad de los jugadores de la selección. Con Aíto pasa al revés que con Casimiro, lo único malo de que sea seleccionador es que no podrá entrenar al Estu: él es el único que podría devolverle su grandeza y sortear los cismas y estupideces de la directiva. Una pena que no pueda volver todavía a su alma mater, le seguiremos esperando con los brazos abiertos y deseamos verle en lo más alto del palmarés de los juegos, con esa falsa sonrisa falsa, marca de la casa, así como diciendo: en el baloncesto siempre he mandado y mandaré.

domingo, junio 01, 2008

Lakers vs. Celtics: What Else?


Hace apenas 14 meses tuve el placer de contemplar en directo un duelo entre dos dinastías a la deriva, los acabadísimos Celtics de Paul Pierce y los Lakers de Kobe, un quiero y no puedo que cada temporada afeaba un poco más los campeonísimos registros del Tío Phil. En poco más de 500 días los Celtics han sido víctimas de una de las reconstrucciones baloncestísticas más meritorias de la historia, mientras los Lakers cerraban el círculo de su eterna candidatura al título de la mano de Pau Gasol, el español que los volvió a convertir en campeones.

Cualquiera que pase unas horas en Boston está condenado a encariñarse con la ciudad de por vida, su progresismo de postal no es más que el reflejo de una mentalidad europea encorsetada en un país de costumbres mucho más rancias de lo que la tele nos quiere hacer creer. Boston siempre ha estado plagado de inmigrantes: canadienses, irlandeses, italianos ... adoradores del hockey y el baseball, incapaces de acudir en masa al Boston Garden ni en sus mejores épocas, cuando apenas 3000 incondicionales veían en directo construirse la mayor leyenda del deporte profesional americano.

El Mundial que Pepu nos hizo ganar a todos en el 2006, tiene un par de deudores que a todos nos resultan familiares: Magic y Bird, estos dos espigados antagónicos fundaron el baloncesto moderno del que mamaron todos los jugadores de nuestra gloriosa selección nacional. Su duelos en los 80 eran un fiel reflejo de una época en la que Rocky campaba a sus anchas por la tundra siberiana, en busca de una nueva rivalidad que diera sentido al sueño americano. Han tenido que pasar 21 años para que se vuelvan a encontrar en las finales pero esta vez son otros y a la vez los de siempre.

Cuatro años por el desierto han ennegrecido aún más las ganadoras pelotas de Kobe, que hasta con las manos atadas es el mejor jugador que se puede ver sobre una cancha de baloncesto hoy en día. Su infinito ego chocó de bruces hace tiempo con la realidad de no poderlo hacer todo el solo. Pau Gasol es su complemento perfecto, un chaval de Sant Boi que veía por la tele a Michael Jordan y sabía que estaba lejos pero que se dejaría la piel por alcanzarle. Un ganador encorsetado 7 años en un equipo perdedor de la América profunda, más de 2000 días en los que solo podía saciar su hambre de triunfos en verano, dándose de cabezazos con las paredes el resto del año.

Phil Jackson, desde su cojín de zazen, medita con determinación cual es la estrategia para hacerse con su décimo anillo como entrenador, el que le coronaría como el mejor de la historia y que justifica tres años de baloncesto mediocre en los que la fe en sí mismo y en el cambio constante eran las únicas razones que le motivaban a levantarse cada mañana para entrenar a un equipo del montón, que en tan solo 4 meses es el máximo favorito a ganar el anillo.

El factor cancha será determinante, la calefacción del Banknorth Garden estará a toda pastilla para intentar hacer bueno el lema de las camisetas que ya se venden en la web de los Celtics: "BEAT L.A." Garnett, Pierce y Allen se merecen este anillo tanto como los Lakers, pero esta vez sobre el parquet habrá uno de los nuestros, sentiremos cada canasta como si la estuviéramos encestando en el Adelfas Arena y a la vez con la misma emoción de ese niño que veía "Cerca de las Estrellas" cada viernes por la tarde, sin acabar de sospechar del todo que algún día esas mismas estrellas podrían haber sido compañeros de colegio.