Las autopistas americanas están asfaltadas con celuloide, los carteles verdes y los lemas estatales de las matrículas nos anuncian que la vida es una road movie en la que cada noche pararemos en un motel de carretera, de esos en los que puedes aparcar en la puerta y las paredes son de usar y tirar.
"Pequeña Miss Sunshine" es la historia de una familia disfuncional que empuja la furgoneta de un destino fatídico y sensacional. En el camino vivirán decepciones, peripecias estrafalarias y perderán lo poco que les queda. Cuando peor están las cosas le echarán un par de huevos, lloraran, reirán y permanecerán unidos por los lazos invisibles de los abrazos de la niña protagonista.
En una sociedad en la que parece que siempre tiene que haber vencedores y vencidos, esta película nos vuelve a recordar que, por muchos dolares que haya en juego, al final lo más importante es no dejar de ser uno mismo.
Que bueno es el cine independiente americano cuando es bueno ... y viceversa.
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