sábado, mayo 05, 2007

Clásicos inquietantes


“La Noche del Cazador” es una de esas películas de las que oyes hablar maravillas a Boyero y la mayoría de las veces te decepcionan porque te ha generado demasiadas expectativas. Esta vez Boyero tenía razón, la película es mucho más que inquietante.

Un Robert Mitchum reencarnado en fanático religioso de garrafón, nos enseña unos dedos en los que podemos leer tatuados el amor y el odio que supuestamente luchan en el interior de todos nosotros para ver cual de los dos se hace más fuerte: la respuesta en este caso es sencilla.

Los niños protagonistas huyen del ogro Mitchum y acaban acogidos por una señora, que al principio parece su salvación y que al final da grima, diciendo algo así como que “Los niños lo aguantan todo”. Se palpa demasiada trastienda en ese orfanato improvisado y en la buena voluntad de la que lo regenta.

Pocos personajes y mal envejecidos, aun así la película engancha como lo hacen los grandes clásicos: sugiriendo mucho más de lo que de verdad enseñan. Terror psicológico del bueno, sin derramar una sola gota de sangre sobre el tapiz. Escenas grotescas que pasarían cualquier censura, en un pueblo fanático que no se aleja demasiado de los que nosotros conocemos, cincuenta años después de que se rodara esta turbadora reliquia del séptimo oficio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El detalle del tatuaje en los dedos se ha copiado despues hasta la saciedad. Fue una pena que Laughton nodirigiese ninguna película mas.