jueves, febrero 09, 2006

La última noche mágica


En el mundo del deporte se tiende a magnificar éxitos y fracasos, cuando se recuerdan en frío las victorias más colosales y los fracasos más humillantes pierden importancia. Pocas veces un acontecimiento deportivo llega a convertirse en un fenómeno social, hace hoy 14 años se produjo una de esas raras ocasiones.

El 7 de noviembre de 1991 la noticia corrió como un reguero de pólvora, Magic Johnson anunciaba que dejaría las canchas porque era portador de anticuerpos del virus V.I.H. Su repercusión social fue demoledora, la gente empezó a concienciarse de que el SIDA no era una enfermedad sólo reservada a homosexuales o drogadictos. Una semana antes de aquella rueda de prensa Magic jugaba su último partido oficial contra el Joventut en París.

Cuando Earving "Magic" Johnson debutó en la NBA esta liga pasaba por uno de sus peores momentos, en poco más de una década el 32 de los Lakers, con la ayuda de Larry Bird entre otros, revitalizó la competición y la llevó a sus más altas cotas de popularidad. Pocos meses antes de la fatídica rueda de prensa los Lakers cayeron en las finales de la NBA frente a los Bulls de Michael Jordan.

Como homenaje a uno de los mejores jugadores de su historia y ante la incertidumbre de una posible vuelta a las canchas, los Lakers decidieron colocar aquella temporada a Magic en su lista de lesionados. Esto permitió que pudiera ser votado para el All Star. Los aficionados eligieron que Magic tuviera un último momento de gloria deportiva aquella tarde de febrero del 92 en el Orlando Arena.

Cuando Magic saltó a la cancha el día del All Star Game en el ambiente había una mezcla de emoción y melancolía, aquel hombre de sonrisa perenne podía estar disputando sus últimos minutos como profesional. Al verle sobre el parqué su gran amigo Isiah Thomas no dudó en correr hacia él y fundirse en un abrazo. Desde el inicio quedó claro cual era el espíritu de aquella noche.

Drexler, Mullin, Malone y Robinson acompañaron a Magic en el quinteto inicial de la Conferencia Oeste, en el equipo contrario formaron Thomas, Jordan, Pippen, Barkley y Ewing. Nueve de ellos fueron seleccionados en el 96 entre los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA. El cartel era prácticamente inmejorable, solo se echaba en falta a Larry Bird, que por culpa de una lesión no pudo estar en la cancha.

Magic anotó 25 puntos y repartió 9 asistencias en 29 minutos de juego. La conferencia oeste ganó el partido por 153 a 113 y el MVP se fue a las vitrinas del 32. Los momentos más vibrantes del choque fueron sin duda sus dos triples finales siendo defendido por Isiah Thomas y Jordan. El Mago ofreció en aquel encuentro lo mejor de su repertorio: manoletinas, asistencias mirando al tendido, robos increíbles, su famoso gancho "Baby Sky Hook" . Todo ello aderezado por la sonrisa más famosa del deporte mundial, que aquella noche era más amplia que nunca.

Cuando Magic debutó en los Lakers yo apenas contaba unos días de vida, aquel 9 de febrero del 92 con 12 primaveras presencié frente a la tele de mi habitación el canto de cisne de mi jugador favorito, el que me hizo amar este deporte. Por suerte estaba equivocado y todavía podría verle jugando unas cuantas veces más, en las olimpiadas de Barcelona y cuando volvió a los Lakers en el 96, pero esa es ya otra historia.

Lo más importante de aquella noche mágica no fue el partido en sí, ni los múltiples homenajes, sino la posibilidad de ver a un hombre aquejado de una enfermedad que hasta entonces era considerada una sentencia de muerte, enfrentándose a su destino con la mejor de sus sonrisas. En el deporte de la canasta siempre habrá un antes y un después de Magic Johnson, un genio que aquella noche nos recordó que, pasara lo que pasara, la magia siempre seguiría viva en todos aquellos que le vimos jugar alguna vez.

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