domingo, octubre 15, 2006

Serenidad tranquila


La primera vez que la vi sonaba la canción "Dreams" de los Cranberries, era el primer capítulo de "Es mi vida", una de esas rarezas que el plus se permitía el lujo de emitir en abierto. La serie fue cancelada a los 19 capítulos, pero sus consecuencias eran inevitables: cualquier adolescente al que le gustarán las mujeres estaba condenado a enamorarse de aquella Angela Chase a la que interpretaba Claire Danes. En aquella época yo tenía 16 años y ella también.

Ha pasado ya más de una década y en ese tiempo se la ha visto en filmes de temática dispar: "Mujercitas", "Romeo + Juliet", "Legítima Defensa", "Los Miserables", "Giro al Infierno" o "Terminator 3". Estaba predestinada a pelear por el título de novia de América, pero al final se quedó a las puertas.

Claire Danes actúa para escapar de la soledad, revindicando su condición de atormentada hija de artistas criada en el Soho neoyorkino. Oliver Stone escribió su carta de recomendación para Yale, donde estudió un par de años de psicología sin llegar a acabar la carrera.

Ella sabe que es un rostro bonito y se aprovecha de su efecto sobre el otro sexo débil. En pantalla sabe vendernos su timidez impostada, sin que podamos dejar de sucumbir al imán de su sosería de postal. Es imposible escapar de esa mirada y al contemplar esos labios se te olvida hasta que una vez los besó Di Caprio.

Siempre será una mujer fronteriza entre dos décadas, que nació demasiado pronto para ser Natalie Portman y demasiado tarde para ser Julia Roberts. Pudo haber aparecido en “La lista de Schindler”, “Inocencia interrumpida”, “Lolita” o “Titanic”; pero como ella bien sabe, todo lo que planea le acaba saliendo mal. Da la sensación de que podía haber sido mucho más grande de lo que es, un diamante a medio explotar, con un rostro capaz de hacerte olvidar una mala semana.

Es un torrente de talento sin histrionismo, envuelto en una belleza serena. Una de esas chicas difíciles de entender que te reconcilian con el mundo a base de perennes sonrisas y que con un leve roce te insuflan el valor necesario para seguir remando contracorriente. Tal vez haya muchas actrices mejores, algunas más guapas y otras tantas más sensuales, pero pocas destilan esa falsa paz interior en escena como lo hace Claire Danes.

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