jueves, octubre 05, 2006

Only one Keano

Hace unas meses se confirmó la retirada definitiva de Roy Keane, sin duda uno de los mejores futbolistas de los últimos quince años. La carrera del irlandés está marcada por luces y sombras, pero ante todo será siempre recordado como un ganador.

En una de esas noches, un buen amigo me comparó con Keane. La comparación venía al caso por la supuesta decadencia del Irlandés, después de haberlo dado todo tantas veces. Aquello al principio no me hizo mucha gracia, pero con el paso del tiempo me ha ido agradando más.

Como la mayoría sabéis soy un nostálgico del Manchester de los 90: Cantona, Schmeichel, Giggs y los Fergie Boys marcaron una época en el fútbol europeo. Sin llegar a los niveles de glamour de los galácticos, aquel equipo tenía algo que no se ha vuelto a ver hasta la fecha, una extraña mezcla de carácter y calidad que servía de puente entre el fútbol inglés de los 60 y el actual. Aquel equipo hizo olvidar de una vez las tragedias de Heisel y Hillsborough, sirviendo de trampolín a la flamante Premier League.

Durante trece temporadas Roy Keane fue el alma del United, la prolongación sobre el campo de Sir Alex Ferguson, el eterno capitán que cualquier equipo necesita para entrar en la historia.

El lado oscuro de Keane incluye lesiones intencionadas a otros jugadores, entradas al límite de la legalidad y rajadas varias. Keane nunca ha tenido pelos en la lengua y al final eso le costó su salida de la selección irlandesa y del Manchester. Pero es que un tipo con su carácter no podía seguir soportando formar parte de esa mediocre banda de niñatos en la que se ha convertido el que fuera mejor equipo inglés de los 90.

Después de que se fuera Cantona, Keane se convirtió en el líder indiscutible del equipo del triplete. En el 99, de la mano de Keane, conquistaron Liga, Copa y Copa de Europa. Keano no pudo estar por sanción en aquella mítica final del Camp Nou, pero esta claro que sin él jamás podrían haber llegado hasta allí.

Keane es además el mejor futbolista irlandés de la historia. Fue el jugador más destacado de su selección en el mundial del 94 y su empuje llevó en volandas a su equipo hasta la fase final del de Corea y Japón, dónde acabó saliendo por la puerta de atrás por desavenencias con su entrenador.

El pasado invierno se especuló con la posibilidad de que Keano se incorporara al Madrid como revulsivo. Por suerte su fichaje no llegó a concretarse y el irlandés acabó jugando en el Celtic de Glasgow, cumpliendo así con el sueño de cualquier católico de las islas y ayudando al equipo a ganar otro título liguero.

En estos tiempos inciertos en el que los españoles nos preguntamos una y otra vez por qué nuestra selección nunca gana nada en las grandes citas, tipos como Roy Keane nos recuerdan que a parte del físico y la calidad futbolística, para hacer grande un equipo hacen falta líderes ultracompetitivos, dispuestos a echarse el equipo a las espaldas y pegar cuatro voces cuando el divismo y la niñería de sus compañeros se hagan insoportables.

La leyenda del indomable Roy Keane seguirá viva mucho tiempo, tanto como en las gradas del Teatro de los Sueños se siga escuchando "There's only one Keano, only one Keano ..."

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