lunes, marzo 24, 2008

Tocaselos otra vez, Mike


"Sicko" es el último documental de Michael Moore, el tocapelotas oficial del Imperio USA. Esta vez utiliza la sanidad de su país como pretexto para cagarse en su odiado Bush y las costumbres más atávicas del país que le parió.

Su estilo demagógico-propagandista esconde unas cuantas verdades, que puede que incluso hayan logrado iluminar a algunos de sus compatriotas. Allí donde el ultra-capitalismo es una religión, está muy feo socializar la sanidad; por aquello de que dejaría de ser un negocio rentable, las series de médicos perderían glamour y hasta muchos galenos dejarían de percibir sueldos millonarios a costa de escatimar medios para hacer brotar dolares bajo las camillas de hospital.

Moore coge su cámara y hace una excursión a Canadá, como cuando los españolitos iban a Perpignan a ver pelis prohibidas en los tiempos de Paquito Chocolatero. Uno a uno va a preguntando a todos los canadienses que pilla por la calle cuánto pagan por ir al médico: la respuesta es la misma que recibe en UK, Francia y hasta Cuba: NADA.

El tío Mike nos pinta una sanidad pública idílica que supongo que dista mucho de la realidad, un sistema francés en el que el gobierno teme al pueblo, casi tanto como los yankees temen al Tío Sam. Hay que evadirse de las secuencias panfletarias viejunas que nos cuela de vez en cuando para histrionizar su mensaje, su grito llega hasta dónde más les duele: los héroes del 11-S que no tienen derecho a que alguien les cure gratis las consecuencias patológicas de sus heroicidades.

Castro debe estar encantado de la imagen que se da de los hospitales cubanos en la película, esta vez Moore se ha aliado con el enemigo más antiguo de los States, para recordarnos que hasta algunos de los sátrapas más demonizados del Planeta creen que cuando la gente está enferma, lo que tiene que hacer su país es curarles cueste lo que cueste.

Todavía no se ha estrenado en España, pero es obligado conseguir verlo, si no lo hacemos puede que algún día acabemos en uno de esos hospitales públicos de gestión privada de Esperanza Aguirre, agonizando por culpa de unos malnacidos que ordenan escatimar medios para poder sacar más tajada a costa de los que peor están.

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