domingo, noviembre 11, 2007

Matagigantes


Cuentan que durante su etapa de entrenador de los Bulls, el bueno de Phil Jackson solía utilizar películas de vídeo para motivar a sus jugadores. Una de sus favoritas era una epopeya protagonizada por una tribu de indios americanos, unidos entorno al chamán y la hoguera, luchando contra los yankees como si fueran un solo hombre. La calidad artística de la película dejaba mucho que desear, pero conseguía que las egocéntricas estrellas de la canasta captaran el mensaje: había que salir a darlo todo en la cancha, en busca de un objetivo que iba mucho más allá de su mero triunfo individual.

"300" es la adaptación al cine de la novela gráfica de Frank Miller, uno de los mejores en ese género que mezcla el cómic de toda la vida con la literatura seria. La historia es sencilla: un grupo de 300 espartanos se enfrentan a un ejercito de millones de persas en el desfiladero de las Termópilas, sabiendo que morirán en el intento, pero que su gesta les hará inmortales y servirá para preservar la libertad de la Grecia clásica y, por extensión, de toda Europa.

Bajo todos esos musculosos actores y el cartón piedra de los decorados digitales, se esconden unas cuantas lecciones sobre el coraje y lo importante que es no rendirse hasta el último suspiro. Antes de verla me esperaba otra cosa, en concreto algo parecido a la lamentable "Alexander" de Oliver Stone. Hay que reconocer que "300" es otra cosa, jamás ganará los oscars de "Gladiator", pero es una de esas películas dogmáticas que conviene revisar cada cierto tiempo, sobre todo cuando la moral de la tropa este baja.

El narrador de la historia va dirigiendo nuestros pasos por una leyenda de guerreros hipermotivados, de Samuráis helenos dispuestos a dar su vida para alcanzar una muerte heroica y plena de sentido. La película también nos regala unas cuantas lecciones sobre la traición y lo importante que es no bajarse los pantalones ante nuestros enemigos, por mucho que a cambio nos prometan el oro y el moro.

En la batalla final, el Rey Leonidas deja a un lado el casco y el escudo, clava las rodillas en el suelo y dedica su último ataque a su reina Lena Headey: sabedor de que unos cuantos siglos después millones de espectadores abarrotarán las salas de cine en busca de un poco de entretenimiento, encontrándose, casi sin quererlo, con una película imprescindible para entender la importancia del no rendirse y seguir luchando hasta el final, por mucho que parezca que la batalla está perdida de antemano.

2 comentarios:

vatos dijo...

Leete el comic, que es aún mejor que la película si puedes encontrarlo.

crooner79 dijo...

OK, gracias por el consejo.