martes, marzo 07, 2006

El Rey


Nunca he sentido gran simpatía por los franceses ni por sus monarcas, pero hay uno que siempre me cayó bien, se trata de Eric Cantona: El Rey de la República Francesa. Mucha gente recordará a Cantona por la patada de Kung-Fu que le propinó a un aficionado del Cristal Palace en pleno partido, pero otros muchos le recordamos por el mítico anuncio de Nike en el que se levantaba el cuello de la camiseta, decía "Au Revoir" y le colaba un golazo al mismísimo diablo.

Cantona es uno de los personajes más temperamentales de la historia del fútbol, a menudo se le iba la cabeza, pero su genialidad estaba fuera de toda duda. Inició su carrera en el fútbol francés, jugando en el Auxerre, Marsella, Burdeos, Montpellier y Nimes. En esos equipos demostró su calidad como futbolista y su inestabilidad mental. Con apenas 25 años llegó incluso a plantearse su retirada del fútbol porque no veía la luz al final del túnel al que le había conducido su difícil carácter.

Por suerte el Leeds se cruzó en su camino y le dio la oportunidad de rehacer su vida deportiva en Inglaterra. Cantona marca la frontera entre el viejo fútbol inglés, lastrado por las tragedias deportivas en los estadios, y la moderna Premier League. Después de ganar la liga con el Leeds en el 92, Cantona fue traspasado al Manchester United, y se encargó de devolverle la gloria al mítico club inglés, que llevaba 26 años sin conquistar un título liguero.

En sus 5 años en Manchester coincidió con grandes futbolistas como Kanchelkis, Keane, Hughes o Schmeichel; pero su mejor socio fue un jovencísimo Ryan Giggs, con el que en algunos momentos parecía tener comunicación telepática. Los Fergy Boys (Beckham, Scholes, hermanos Neville ...) también debutaron con Cantona sobre el campo. Los aficionados del United adoraban al francés porque siempre daba la sensación de dejarse la piel en cada partido. Aún hoy siguen coreando su nombre en las gradas de Old Tratford, recordando tiempos mejores.

Su aportación a los Diablos Rojos se resume en las cuatro ligas que consiguieron en el lustro que Cantona jugó con ellos, incluyendo sendos dobletes en los años 94 y 96, gesta que el equipo de Manchester jamás había conseguido antes. El monarca francés supo asumir el legado de futbolistas legendarios como George Best o Bobby Charlton, convirtiendo al Manchester en una máquina de hacer dinero gracias al merchandising y dando lustre a la recién nacida Premier League.

Las dos asignaturas pendientes de Cantona fueron la Champions League y la selección francesa. La superioridad del Manchester en las islas no se reflejó en las competiciones europeas. Antes de la ley Bosman el United tenía que remozar sus alineaciones en la Champions para cumplir con las limitaciones de jugadores asimilados (británicos no ingleses e irlandeses) que imponía la UEFA. Ese handicap, unido a la irregularidad del equipo de Alex Ferguson en Europa, hicieron que la mayoría de las veces el campeón inglés pasara sin pena ni gloria por la Liga de Campeones.

Con los Blues a Cantona le tocó vivir una época de transición entre la Francia de Platini y el equipo campeón del mundo del 98. Una gran generación de futbolistas, entre los que destacaban el propio Cantona, Papin o Ginola, no llegó a disputar nunca un mundial y su participación en la Eurocopa de Suecia del 92 se saldó con un estrepitoso fracaso. Eric siempre fue el favorito de Platini, pero de nuevo su difícil carácter pudo más que su talento, después de múltiples sinsabores con su equipo nacional, no volvería a vestir la camiseta francesa tras la sanción por la patada de Kung Fu.

Cantona era un tipo sobrado de confianza en si mismo y gracias a su carisma transmitía esa seguridad a sus compañeros. Su chulería era evidente viéndole sobre el campo, siempre sacando pecho y con el cuello de la camiseta levantado. Pero bajo su apariencia de leñador se escondía un amante de la filosofía, el teatro, la poesía y el arte. Un tipo enigmático que siempre citó entre sus ídolos a Maradona, Mickey Rourke, Marlon Brando, Jim Morrison y sobre todo al poeta francés Rimbaud.

En junio del 97, tras ganar de nuevo la liga y caer en las semifinales de la Champions, Cantona sorprendió al mundo del fútbol anunciando su retirada. Sólo tenía 31 años, pero ante la pujanza de las nuevas figuras del United, el Rey se dio cuenta de que su reinado podía estar tocando a su fin. Él era ante todo un ganador y quería ser recordado por los aficionados en todo su esplendor, no como un tipo pasado de años que se arrastraba por los campos para seguir ganando un sueldo que ya no merecía. También se especuló que su retirada favorecería a la selección francesa que ya no tendría que preocuparse por el impacto de su no convocatoria en el Mundial del 98.

Tras retirarse del fútbol Cantona se ha dedicado a la interpretación con el sobrenombre de King Cantona y al fútbol playa, capitaneando a la selección gala. Pero nunca ha llegado a olvidar al United, ha trabajado como entrenador de las categorías inferiores del club y en los últimos tiempos ha mostrado su descontento con el rumbo que ha tomado la entidad desde que el magnate Glazer se hizo con su control.

Cantona siempre será un monarca con alma de poeta maldito. Esperemos que pronto podamos verle dirigiendo a los Diablos Rojos o a cualquier otro equipo. Mientras tanto nos quedaremos con una de sus frases: "Pase lo que pase, siempre hay cosas que podrías haber hecho mejor. Marcas dos goles y piensas que lo podrías haberlo hecho mejor, sientes que podrías haber marcado un tercero. Eso es perfeccionismo, y es lo que te hace mejorar en la vida".

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