lunes, abril 07, 2008

Peplum del nuevo milenio


De entre las joyas de la HBO, todavía me faltaba por ver "Roma" y fue en Semana Santa, la época por excelencia para los peplum, cuando me puse al día con un intensivo de la segunda temporada vía Cuatro. No fue difícil actualizarse, estaban los de siempre (Julio Cesar, Marco Antonio, Octavio, Cleopatra ...) y algunos personajes adosados, como Lucio Voreno y Tito Pullo.

Esta serie es al Imperio Romano lo que "La Pasión de Cristo" para la Iglesia Católica, si hubiera un sumo sacerdote de los Romanos, este tipo diría de la serie de la HBO: "Así es como tuvo que ser". La sangre se mezcla con el sudor, el barro y el semen para mostrarnos una sociedad tan viciosa como traicionera: la prehistoria de la Cosa Nostra, un buen puñado de mafiosos que ni siquiera sospechaban lo que eran.

La BBC también esta de por medio, los actores son bastante desconocidos, un elenco coral de tipos en toga sin otra aspiración que recrear un imperio en el que había tantas divinidades como ansias de justicia subjetiva. Los patricios se pasaban por la piedra a unos esclavos cada vez más rebeldes. El humor absurdo es la actualización de un género que resucitó con "Gladiator" y que con "Roma" ha alcanzado su máximo esplendor, la serie es tan buena que no necesita ser perfecta para enganchar hasta a los que no les atraigan mucho las de romanos.

El culebrón disfrazado de obra maestra es el ingrediente secreto de una serie que no se toma demasiado en serio a sí misma. Le sobra presupuesto y habla de algo que conoce todo el mundo, su mérito están en contarlo de otra forma: con más violencia, sexo y malas artes. Detrás de los sospechosos habituales, Voreno y Pullo construyen su historia como protagonistas que pasaban por allí, al más puro estilo Forrest Gump, haciendo constante apología de la amistad y la fidelidad a unos colores.

Condenada a la madrugá por falta de audiencia, esperaremos impacientes la tercera temporada, con las sandalias puestas y ganas de reverdecer viejos laureles: esos que nos contaban los libros de Sociales y veíamos cada Semana Santa en los Peplum de toda la vida, excelentes somníferos a la hora de la siesta

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