domingo, junio 03, 2007

David & Commander (Al otro lado del fútbol)


En su día no me intereso ver "Master & Commander", igual que fui bastante escéptico con el fichaje de Beckham por el Madrid: la película y el jugador me parecían demasiada fanfarria para tan poca pandereta. Años después, de una forma inesperada, te das cuenta de que todo puede cambiar y acabas admirando a la película casi tanto como al jugador.

"Al otro lado del mundo" es la historia de un barco ingles que lucha en los mares del Sur contra otro gabacho en los tiempos de Napoleón. Al capitán Aubrey se le mete entre ceja y ceja que tienen que ganar a los franceses, no le importa que su barco sea peor (algo que el jamas admitiria), ni que parezca tener nulas posibilidades de triunfar, sabe de sobra que sus hombres lo darán todo, hasta el ultimo aliento.

Cuando Beckham llegó al Madrid, lo había ganado todo con el United, era el tipo que más camisetas vendía y aterrizó en la capital para seguir sumando títulos, esta vez con un equipo distinto, al que llegaba como la última pieza del engranaje galáctico. Cuatro años después del "Never, never, never" ni David ni el Madrid han ganado nada y ambos parecían estar sumidos en un proceso de autodestrucción irreversibles.

La imagen de Beckham en el palco, apartado del equipo, siguiendo los partidos con nerviosismo era tan triste como inspiradora. Ver al futbolista que más gana del mundo preocupándose por no poder ayudar a sus compañeros era inquietante, tal vez estuviéramos equivocados y Beckham fuera algo más que una cara bonita con una pierna derecha precisa.

La resurrección del Madrid en estos meses es digna de otra época, en la que las batallas se libraban en la épica y no desde la pantalla de un ordenador. La conjura del vestuario del Madrid es un ejemplo de que cuando los hombres se encabronan de verdad el pasado no importa. Es posible hasta que una banda de futbolistas malcriados seann capaces de convertirse en temibles marineros dispuestos a no dejar que los gabachos acaben obligando a cantar la marsellesa en Picaddilly.

Al final, irse a los Galaxy ha sido lo mejor que ha podido hacer Beckham: su mujer podrá disfrutar de Beverly Hills, mientras nosotros hemos podido disfrutar del mejor Beckham: ese que salía al campo a darlo todo como si estuviera jugando los últimos minutos de su carrera deportiva, con la ilusión del niño que un día soñó ser futbolista y el coraje de los marinos que conquistaron y defendieron el imperio de su Pérfida Albión.

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