Cuando en una misma noche puedes escuchar en directo al mejor grupo del momento y al mejor grupo de tu pasado, merece la pena dejarlo todo a un lado y enfundarse la tercera equipación (la de perro-flauta) para disfrutar a lo grande en la Monumental de las Ventas.
El paso de Kasabian por el festival fue efímero y muy voluntarioso, unos teloneros de lujo, a los que les costaría llenar la sala Moby Dick, se dejaron la piel sobre el escenario, calentando al público a ritmo de "C'mmon Madritz". Dejaron algunas perlitas cultivadas para los que hemos oído alguna vez sus discos (mucho mejor el primero que el segundo).
Dejaron para el final sus canciones más conocidas: "Processed Beats", "Empire", "Club Foot", "LSF", "Shoot the Runner" ... En un esfuerzo claro para que la gente abandonara los botellones de los aledaños de la Plaza y se incorporarán, junto con los currantes tardíos, a un festival afincado en mitad de la semana laboral y auspiciado por la resaca del Festimad.
Los Killers empezaron con "Sam's Town" y siguieron con "Enterlude" y "When You Were Young", en lo que parecía una reedición en directo de su último disco (por aquello del orden de las canciones). Los seguidores de la banda de Las Vegas son una amalgama ecléptica en la que tienen cabida desde los más perro-flautas hasta DJs houseros, pasando por todo tipo de personajes a los que no les gusta ningún tipo de música en particular.
Los Killers son muy buenos en directo y lo saben, la comunión con el público fue total y absoluta, demostrando que son el relevo generacional de U2 y que ellos solos serían capaces de llenar el Calderón o cualquier otra gran superficie que se prestara.
Los dos discos de The Killers tienen canciones enormes, que en directo lo son todavía más. En las Ventas nos deleitaron con "Jenny Was A Friend Of Mine", "Mr Brightside", "Smile Like You Mean It", "Somebody Told Me", "For Reasons Unknown", "Read My Mind", "Bones", "Bling (Confessions Of A King)" ... Sólo eché de menos "This River Is Wild", lo cual es todo un éxito en un concierto que duró poco más de una hora.
Todos en el albero estuvimos entregadísimos, hasta los anti-bailongos como yo nos tuvimos que rendir ante su talento y estuvimos dando botes desde el minuto 1 hasta el 90. Nos dejaron con ganas de más, el guaperas Brandon Flowers con su elegante traje sureño lo dio todo sobre el escenario y acabó diciendo que la Monumental era uno de los mejores sitios en los que había tocado jamás.
Con ese panorama y cruzada ya la medianoche, los "Smashing Pumpkins" (Calabazas Estrelladas para los amigos) resucitaron con un cierto retraso, medido en años y minutos. Billy Corgan había cambiado la sotana negra por una blanca y de la formación original ya solo quedaba Jimmy Chamberlin.
Comenzaron con una canción nueva que dejó frios a todos y pronto tuvieron que tocar "Today" para recuperar a un público que, después de la descarga de adrenalina a la que fuimos sometidos por parte de los Killers, empezaba a pedir camazo.
Debajo de la sotana, el bueno de Billy llevaba un mono que recordaba al de John Turturro en "El Gran Lebowski". Los nuevos componentes de la banda parecían replicantes de D'Arcy e Iha, además, pudimos constatar que Jimmy Chamberlin (dudamos - y mucho - de la condición sexual de Corgan) hizo castings de tías buenas para fichar a la teclista y la bajista.
Corgan nos dejó un par de recaditos: sobre su nuevo disco "Zeitgeist" dijo que sabía que todos nos lo ibamos a descargar de Internet, soltó el típico rollo SGAEista sobre los royalties y acabó diciendo que esperaba que, de cualquier manera, disfrutaramos escuchándolo. El segundo mensaje fue una dedicatoria de "Thirty Three" para todos los toros que mueren: se la podía haber ahorrado, decir que iba para todos los toros que mueren a manos de toreros o echarle huevos y decirlo en español para que le entendieran todos. Una muestra mas de esa doble moral tan genuinamente americana.
Pese a la abundancia de canciones nuevas y rarezas de esas que te saltas cuando escuchas sus CDs, Pete y yo coincidimos en que el concierto fue mejor que el del año 2000, sobre todo por aquello de que no nos torturaron con versiones raras de nuestras canciones favoritas. Esta vez no faltaron las clásicas "Tonight Tonight", "Zero", "Bullet With Butterfly Wings", "1979", "Disarm" y alguna más.
Para mí, el mejor momento fue cuando tocaron "Stand Inside Your Love", el más lamentable cuando la teclista novata se equivocó tocando "Mellon Collie And The Infinite Sadness" y el más insolito cuando se atrevieron con "To Sheila", una canción romanticota del "Adore", que los más viejos del lugar recordaban de aquella vez que un Muchacho eternamente afincado en la semana santa cordobesa, la escuchó en el único garito de su pueblo, a la vez que forjaba su leyenda como Matador Latino.
La noche acabó con un simple bis de "Muzzle", una canción que me trae excelentes recuerdos, por aquello de que sirvió de banda sonora para mi debut radiofónico como colaborador en Radio Miraflores. Eran casi los dos de la mañana, nos esperaba un largo paseo hasta casa, disfrutando de una noche tan estrellada como esas calabazas que pusieron música al final de nuestra adolescencia y que un día cedieron el testigo a unos Killers que con su elegancia y desparpajo son capaces de teletransportarte a Las Vegas sin necesidad de sobrevolar el Atlántico.
miércoles, junio 13, 2007
Presente, legado y ¿futuro?
Publicado por crooner79 en 9:02 p. m.
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1 comentario:
Grandioso Davide, suscribo punto por punto tus valoraciones sobre un concierto que a partir de ahora debería no ser tan isla. Ahí dejo dos sugerencias para el futuro: La habitación roja y Snow Patrol. Por lo demás, decir que de mayor quiero cantar (recitar) ante una concurrencia como la de los cazadores, donde se confunda la belleza de bohemias y pijas. Y anotar cómo casi echamos la garganta por la boca en una emocionante recuperación de los clásicos de las calabazas. Ojalá el paso de los años siga sin desgastar nuestros viejos sueños.
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