lunes, enero 05, 2009

Colorido fugaz


Wong Kar Wai se sumerge en la mítica Ruta 66 de la mano de la aterciopelada voz de Norah Jones, la única capaz de hacer sombra a Alicia Keys en el trono de las cantantes/actrices ocasionales. El color es el ingrediente mágico del chino, la guinda de su pastel de arándanos, ese que nadie quiere y nosotros acabamos devorando, cuando el hambre aprieta a media noche.

En "My Blueberry Nights", un reparto plural se cruza en la vida de Norah Jones, para hacer que se descubra a sí misma y venza su inevitable miedo a no confiar en los extraños. La América profunda se inmiscuye en el insomnio crónico de Norah, cuyo único objetivo es comprarse un coche para poder volver donde empezó todo.

El inglés que interpreta Jude Law, desembarcó en los States pensando que allí todo sería más sencillo y, desde entonces, ha estado coleccionando momentos robados a la cámara de seguridad de su bar. La locura se encuentra con él cada noche y le perdona la vida, por culpa de una esperanza maldita que se consumió con el último cigarrillo que tuvo que fumar en la fría noche neoyorquina.

David Strathaim sueña con recuperar al amor de su vida, mientras la ve pasear a lo lejos, agarrada del brazo de dos tipos a los que partiría el alma a la menor oportunidad, por el mero hecho de pasar su tiempo con ella. Rache Weisz no sabía donde se metía, no eligió ser como es, atormentarse por culpa de una existencia poseída por el odio de lo que ya nunca más podrá alcanzar.

Natalie se aferrará a la última mano, en la que sabe que ya no puede perder. Cuenta los minutos que faltan para reencontrarse con su peor enemigo: su padre. Ya no podrá deshacerse jamás de su Jaguar, el único recuerdo que le queda de su progenitor. En una mala noche se bebió una baraja de cartas mojadas en bourbon, un coctel imprescindible para seguir sonriendo llegado el momento de reconocerte en los otros.

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