lunes, noviembre 10, 2008

Mientras hay vida ...


El Barça-Estu de ayer fue uno de esos partidos que hacen grande al baloncesto, sobre todo si el que acaba ganando es tu equipo. Para el que no lo viera, el partido fue un toma y daca, como tantas otras actuaciones del Estu en los últimos años. Por muchas veces que lo veas, nunca te acostumbras del todo a ver palmar a tu equipo, sobre todo cuando no se lo merece.

Los colegiales empezaron fuerte el partido y se fueron diluyendo como un azucarillo. El equipo tiene mejor pinta que el de la temporada pasada, pero tampoco mucho mejor. No recuerdo la última vez que tuvimos dos bases extranjeros, puede que jamás, hasta ahora ese puesto había sido sagrado, respetando la leyenda de míticos como Azofra, el Chacho, los hermanos Martinez ... Ayer fue Vonteego Cummings el que nos sacó las castañas del fuego con una treta de listo, nunca me alegraré los suficiente de aquella gestión para ficharle cuando estuve en Tel Aviv.

Este Barça es el mismo que hace unas semanas tuvo contra las cuerdas a los Lakers en el Staples, el que se postula como máximo favorito al título, con una plantilla de estrellas, diseñada para ganarlo todo y arrasar por donde pase. Pero ayer los blaugranas se vinieron abajo, para ganarles hace falta suerte, mucha suerte y una buena dosis de coraje. Este Estu 2008-09 sabe de sobra lo que es sufrir, hasta los nuevos, los que no estaban cuando hace unos meses le dimos la extrema unción en el Arena, fue contra el Fuenla, el equipo al que entrenaba Casimiro y al que nos enfrentamos el próximo domingo.

En los últimos años, el Fuenla le ha dado unas cuantas lecciones al Estu de como se deben hacer las cosas, con menos dinero, menos historia y menos masa social. Nuestros vecinos del Sur llevan años sin pasar apuros en la ACB, ilusionando a ratos con sus destellos de matagigantes insaciable, cultivando una ilusión contagiosa, sobre todo para unos cuantos intrépidos poetas que dedican los fines de semana a seguirles por toda la geografía española.

El Estu es otra cosa: es caos, contrastes y contradicciones; un equipo histórico que hace mucho tiempo que no se toma en serio a sí mismo, capaz de lo mejor y de lo peor, según se haya levantado por la mañana. El Estu no es el Atleti, ni su versión baloncestística, por mucho que sufra nunca será un pupas, ni sus aficionados se dejarán arrastrar por la autocompasión ni la apatía. En su espíritu siempre habrá algo del alcoholismo espiritual de sus cánticos, las ganas de celebrar lo que sea, cuando sea y con quien sea.

Seguimos en la Montaña Rusa, peleando por no acabar en la LEB o directamente desaparecer, con una plantilla plagada de extranjeros y viejas glorias que luchan porque no se difumine del todo su aura. Tal vez no estén en su mejor momento, pero aún tienen mucho que decir en esta liga, aún queda mucha esperanza por quemar y muchos partidos en los que apagaremos la tele antes de tiempo y que al final acabaremos ganando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enornme Davideee, texto de referencia para entender el planeta ACB. Este domingo asistirás en primera línea, por cortesía de los señores de la radio, a una batalla estelar.

Apuesta a que la última bola irá para el jugón que vino de Alaska y que éste embocará el triple que hará felices a decenas de miles de sureños madrileños. Un abrazo.

Intrépido poeta