martes, noviembre 04, 2008

La Tanqueta


Con 27 puntos y 16 rebotes en su cuarto partido en la NBA, Marc Gasol ha vuelto a confirmar que es un rookie diferente, un tipo acostumbrado a vivir bajo la frondosa sombra de su hermano Pau y que ha aprendido a ganarse su propio lugar en el baloncesto.

La culpa la tiene Pepu y el trabajo psicológico que hizo con el pequeño de los Gasol durante el Mundial de Japón, por primera vez le hizo sentirse importante, recuperó primero al Muchacho y luego al baloncestista, haciendole olvidar el ninguneo al que le sometía Ivanovic en el Barça.

Marc tiene las cualidades necesarias para convertirse en el sucesor natural de Sabonis en el imaginario colectivo: Inteligencia, un físico devastador y una mentalidad de titán, esa que le hace crecerse cuando el camino se pone cuesta arriba. Atrás quedaron los tiempos de hermanísimo entrado en carnes chupando banquillo, condenado a vagar sin rumbo por las canchas más aburridas de la ACB.

La inteligencia se demuestra tomando decisiones de las que sabes que a la larga no te vas a arrepentir, aún a sabiendas de que no será fácil al principio. Los minutos que le dieron en el Akasvayu, sirvieron para demostrar lo que todo el mundo sabía: el baloncesto se lleva en los genes y los progenitores de los Gasol, supieron inculcarles a sus hijos el espíritu de sacrificio desde la cuna.

Los Hermanos Gasol son un ejemplo de deportistas con los pies en el suelo, ni siquiera las tentaciones hollywoodienses han podido con las ganas de ganar de Pau, tampoco el estar enclavado en un equipo condenado a la derrota, podrán con el espíritu irredento de Marc, ahora que le sobra confianza en si mismo, ya no va a haber quien le pare, está llamado a ser uno de los pívots dominantes de la NBA de los últimos años.

Unos pocos pioneros marcaron el camino del baloncesto español del siglo XXI, lo que queda a partir de ahora es disfrutar, emulando cada semana a ídolos más jóvenes que nosotros, desde la mítica cancha del Adelfas Arena.

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