miércoles, septiembre 26, 2007

Lo que pudo haber sido un post sobre el Oktoberfest



Pues sí, la lluvia me ha dejado a las puertas de lo que debería haber sido un post monográfico del Oktoberfest. Es la cuarta vez que vengo por la capital Bávara en menos de un año y la primera que no hace un sol de justicia a todas horas. Aquí lleva lloviendo sin parar dos días y hace un frío de pelotas, menos mal que mañana vuelvo al verano de San Miguel madrileño.

En esta tierra la cerveza es mucho más que una religión, por lo visto hasta tienen birras que cambian según la época del año: perplejo me he quedado, casi tanto como al averiguar que nuestra cerveza más internacional es la propia San Miguel, que debe ser la cuarta más solicitada en España (¿después de Mahou, Estrella y Cruzcampo?).

Lo único bueno de no ir al Oktoberfest es que he tenido un papel bastante digno en la pachanga de bolos que nos ha servido de sustitutivo. Era mi segunda vez delante del parquet que hiciera grande el Nota/Lebowski y he acabado 6º de 13 con un par de strikes y una puntuación de 105 en la segunda partida. Por supuesto, cada bolo que caía al suelo iba dedicado a nuestra piel de toro, por aquello de ser el único español en un par de km a la redonda.

Da gusto llegar a una reunión tipo K-Force (11 nacionalidades, 4 continentes) y soltar que tu país es campeón del mundo de baloncesto: que le den por saco a todos los mamones que cuestionan a Don Pepu Hernández.

Impresionado me ha dejado el iPhone en vivo y en directo, es mucho mejor de lo que había imaginado, cualquiera con un mínimo de inquietudes vitales pagará lo que haga falta por este aparatito que a simple vista no es gran cosa, pero que sin duda pasará a la historia como uno de los mejores inventos, en la categoría de los que no salvan vidas.

No tiene precio ver el vídeo del M.A. Franakus chanante en un iPhone de estos.

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