lunes, septiembre 21, 2009

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Hace diez días nadie daba un duro por la selección española de baloncesto, un equipo que vagaba sin rumbo por un mar de mediocridad, derrotas y victorias poco convincentes. Los de Scariolo parecían condenadas al escarnio absoluto, que muchos esperaban para pasarles factura desde la más profunda envidia, por los éxitos cosechados en los últimos años.

Anoche nos convirtieron en Campeones de Europa de baloncesto por primera vez, la sensación no era nueva del todo, pero sí que lo era la forma en que lo consiguieron. Todo este campeonato parecía orquestado para reivindicar la condición de buscavidas de los 12 de la ÑBA. Al principio se nos calentó la boca criticándoles cada vez que nos daban ocasión, para luego volver a caer rendidos a los pies de un equipo en estado de gracia, contagiado de las infinitas ansias de ganar de Pau Gasol.

La conjura en una de las habitaciones dio como resultado un cambio radical de actitud. El endiosamiento dreamteamistico dio paso a una mentalidad de picapedreros talentosos, dispuestos a llevarse por delante a todos los que se cruzaran en su camino hacia el oro. Con la selección en trance, daba igual quien hubiera llevado la manija, hasta el peor entrenador del mundo hubiera ganado el oro con este equipo.

Hace un tiempo, la selección le devolvía cada verano la ilusión a Pau en sus peores años en Memphis. En este Eurobasket Gasol ha saldado de una vez por todas la deuda que tenía con este equipo, devolviéndole la ilusión y el espíritu ganador a un grupo con el estomago cada vez más lleno y que necesitaba del caudillaje inteligente del mejor baloncestista español de todos los tiempos.

Lo que vivimos ayer fue la culminación de un ciclo inolvidable que comenzó hace ocho años en Turquía. Por aquellos días, Gasol lucía un impoluto peinado a raya y soñaba con mantenerse a flote en la NBA, dando alguna alegría de vez en cuando a sus compatriotas. En todos estos años, este equipo ha prolongado nuestras vacaciones de verano, con la sensación de que con ellos siempre habría algo que celebrar.

Dentro de un tiempo hablaremos con nostalgia de esta selección, pero ya no habrá quién nos quite el orgullo de que nuestra generación - y sus aledañas - se coronaran campeonas de Europa de Fútbol y Baloncesto en una misma época.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amén Davide, un lujo que hayas vuelto al ruedo.

De acuerdo en que Pau ha sido el sherpa hacia el triunfo. El hombre que se fue a trabajar a la tierra de los sueños (y las pesadillas) y volvió hecho un ganador, con el virus dispuesta para el contagio.

Abrazo

Anónimo dijo...

en la final hicimos honor a la canción de los Nikis..."España está aplastando a Yugoslavia, por 20 puntos arriba".
Señor Fo.
pd: Me alegra tu vuelta al tajo bloggero