Acabo mi particular Cruzada o peregrinaje por Tierra Santa, con la sensación de que tal vez haya aprendido algo de todo esto. Me alegro de haber ido para allá y mucho más de haber vuelto de una pieza y no tener que regresar por allí en un futuro inmediato.
Se confirmaron mis sospechas de que mis orígenes son 100% sefardíes, tanto por apellido como por parecido físico, como por los orígenes toledanos de mis antepasados. Los lugareños siempre intentaban hablarme de primeras en hebreo y cuando les decía que no entendía ni papa, se me quedaban mirando como si les estuviera vacilando. En general me han tratado bien y en la parte de trabajo, apenas me han buscado las cosquillas.
Escuchar el parte horario de noticias en la radio es una obligación para los habitantes de un país que en cualquier momento puede volar por los aires. El odio a los árabes es totalmente recíproco y se les inculca en esa mili (3 años para ellos, 2 para ellas) en la que se les enseña como defender su patria y su bandera frente a los vecinos que tanto les odian.
Israel es una tierra de contrastes en la que judíos ortodoxos se mezclan con adolescentes lascivos que solo buscan evadirse, en un país a medio camino entre el caos de los países tercermundistas y el sueño americano de los States. Al doblar una esquina puedes pasar de un barrio de fabelas moras a otro de grandes avenidas verdes con palmeras y lagos, al más puro estilo Beverly Hills.
Su gatronomía mezcla las influencias árabes y judías (Falafel, Humus, Kebap, Schnitzel ...) con la comida basura y los excesos norteamericanos, como moneda de cambio por la protección de los States, sin los cuales hace años que les hubieran echado de aquí. El precio político hay que pagarlo en visitas de Obama, al que por estas tierras se le considera un Blandengue Musulmán que como gane las elecciones, llevará al Mundo al desastre supremo.
Pasas por la ciudad del otro gran Maccabi (el de Haifa) y te cuentan que es la ciudad del Bahaísmo, una variante del Islam en la que para acercarse a Dios se construyen espectaculares jardines en laderas de montañas que tienes la oportunidad de contemplar desde la misma carretera desde la que se puede divisar el MIT de por aquí, sitio donde se cultivan los ingenieros que posteriormente trabajarán en la floreciente industria Hi-Tech de por allí.
Las empresas israelitas coleccionan patentes de la misma forma que en España coleccionamos Constructores Megamillonarios, Políticos Enfangados en Escándalos Urbanísticos o Especulatas de Medio Pelo. El I+D que se hace es para venderlo y no para desgravar, como el nuestro. Por lo demás, la pinta de los centros de trabajo y de los que allí curran, es la misma que en España, solo que a final de mes deben cobrar tres o cuatro veces más que nosotros, pagando la mitad de hipoteca: creo que a estas diferencias se les suele llamar calidad de vida y explican porque aceptan vivir en eterna tensión.
1 de cada 3 coches en las carreteras israelitas son el Mazda 3 de LJ y el combustible es todavía más caro que en Europa; es lo malo de llevarse mal con la inmensa mayoría de los países de la OPEP. La Mano de Elías se ha convertido en el Nokia Arena y el caos circulatorio te da la despedida de esa Tel Aviv espectacular y salvaje a la que te daría igual no volver jamás. Descubres que es posible encontrar Paulaner de Barril en algún bar-restaurante, en el que te refugias del calor extremo y empiezas a pensar en esas salchichas de cerdo con mostaza dulce que te comerás nada más llegar a casa; porque puede que tus antepasados fueran sefardíes pero tú no lo eres y, por tanto, puedes comer y beber lo que te apetezca, cuando te apetezca. Salud y Weissbier para todos.
sábado, julio 26, 2008
Hacia Rutas Macabeas III: La Vista desde el Atardecer
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sábado, julio 19, 2008
Hacia Rutas Macabeas II: Un Muchacho en Tierra Santa
Mi peregrinaje me llevó a la ciudad triple Santa en pleno Sabath. Como le gustaría a Walter, apenas había coches en las autopistas y en menos de una hora completamos la cuadratura del círculo que une Tel Aviv y Jerusalem:
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viernes, julio 18, 2008
Hacia rutas Macabeas I: Tel Aviv Blues
Tel Aviv es la ciudad del equipo al que el Estu derrotó en los cuartos de final de esa Euroliga en la que alcanzó
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lunes, julio 14, 2008
Ich bin ein Berliner
Si Hitler o Stalin levantarán la cabeza y vieran en lo que se ha convertido "su ciudad", volverían corriendo a la tumba o intentarían quemar una urbe en la que un día pastaron a sus anchas algunos de los genocidas más afamados de la historia, y que hoy en día es una amalgama multicultural de contrastes infinitos, en la que todo es posible.
La parte comunista de la Friedrichstrasse, se ha convertido en un sucedáneo de la Quinta Avenida neoyorquina. Las tiendas más exclusivas se mezclan con viandantes ávidos de historias y cerveza local. El Oso de la Berliner Pilsner es el mismo de la Berlinale, el emblema de la que antaño fue capital del reino y el imperio Prusiano.
Desde el Checkpoint Charlie se divisa el absurdo de la Guerra Fría: como la Utopía se convirtió en pesadilla y la doctrina de Carlos Marx tuvo que hundir la rodilla en el fango por culpa de unos totalitarismos que siempre acaban criando malvas, después de llevarse por delante las vidas y esperanzas de millones de inocentes, que nacieron en la época equivocada en un lugar en en el que el respeto por la libertad era tan solo un sueño.
"Good Bye Lenin" y "La Vida de los Otros" son las dos caras de la moneda de la nostalgia por la Alemania del Este. Desde la Torre de la Televisión de la Alexanderplatz se divisan las fronteras imaginarias de un muro que separó dos mundos, unidos por los pasadizos del metro; y que acabaron uniéndose en una ciudad espectacular, con una personalidad única y salvaje, en la que caben incluso festejos filo-yankees por el 4 de julio, a tan solo unos metros de puestos callejeros con banderas rojas de hoces y martillos.
El Parlamento, la Puerta de Brandemburgo, la Catedral, decenas de museos de todo tipo ... Berlín es un sitio para perderse y en el que el aburrimiento es imposible. En las tabernas alemanas que tanto nos gustan, podemos degustar un codillo cocido que no está tan bueno como el asado del Haxn Bauer muniqués, pero que es parte esencial una gastronomía tan básica como adictiva. Diesel es nuestro último descubrimiento en una tierra, en la que hasta es posible hacer claras con coca cola.
Este Berlín tan Boyeresco se consolida con fuerza en el top 5 de ciudades imprescindibles que hay que visitar cuanto antes si no se ha hecho ya. La magia de la Postdamer Platz, es la de "Magnolia" o "La Delgada Línea Roja". Siempre habitará allí un pedazo de nuestro inconsciente colectivo, capaz de sobrevivir a cualquier guerra; para demostrarnos que, gane quien gane, habrá cosas que nunca cambien, o solo lo hagan para mejor. Próxima estación: Tel Aviv.
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miércoles, julio 09, 2008
Post de Viena que convalida el post de España Campeona de Europa
Ya no nos moriremos sin haber visto a la selección absoluta de fútbol ganar un título. La noche del 29 de junio, nos acabamos de quitar las telarañas y esa vitola de perdedores sin suerte que nos acompañaba desde tiempos inmemoriales. Viena fue el escenario del triunfo, la misma que un día fue capital del Imperio Austro-Hungaro, la de Sissi Emperatriz, Mozart y, sobre todo, la de "El Tercer Hombre".
La capital de Austria se ve en un par de días, siempre que no se sea adicto a los museos o se disfrute como un enano con la inmersión cultural. Los vieneses llaman Schnitzel al Cachopo y es su plato más emblemático; aunque no le ponen queso, ni salsa, ni pimientos, ni nada que no sea el propio escalope, que tampoco es tan grande como el de la Gaspara.
Viena está repleta de historias, de palacios, de inmigrantes otómanos y de todas las naciones del Este de Europa. Para nosotros siempre será la ciudad de Harry Lime y de la noria del Prater. El Danubio la baña con su caudal infinito, que a ratos se convierte en una improvisada playa cuando el sol calienta. La Stephansplatz es el centro neurálgico de una ciudad adicta a la música clásica y a un pasado más melancólico que traumático.
En Viena es imposible encontrar los colores de la roja, porque los afortunados que vieron la final en vivo, arrasaron con todo el merchandising que se fabricó pensando en un equipo que jamás pasaría de cuartos. Hay que quitarse el sombrero ante Luis por haber soportado a todos los que le han criticado durante años. Como ya sospechabamos, al final los que resisten son siempre los que ganan.
Las ciudades imperiales no son lugar para Muchachos, porque no acaban de entender por qué Adrián, Pertierra o el que fuera, jamás pasaban en clase del siglo XVIII. No paladeamos el valor de una cultura que nos es ajena y nos obsesionamos con la noche que nos liberamos por fin de todos nuestros complejos, una noche para presumir de equipo nacional después de infinitas decepciones.
La tarde que España cayó ante la Yugoslavia de Stoikovich en el Mundial de Italia 90, mi portero me dijo: "en noches como esta hay que irse a la cama sin cenar". Una mayoría de edad después, recuperé aquella cena, acabándola con una Sacher Torte frente a la Opera de Viena, esa ciudad en la que una noche de junio por fin nos dieron esa copa que tantas veces nos habíamos bebido: la de los mejores de Europa
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