miércoles, junio 21, 2006

Serpaco


Pacino es uno de los actores más carismáticos del planeta, a sus 66 años la mayoría de sus películas están disponibles en DVD, entre las descatalogadas en España destaca "Serpico", que pide a gritos que alguien se digne a editarla en nuestro país.

"Serpico" esta basada en la historia real de un joven agente que poco después de graduarse en la academia se adentra en el ambiente policial neoyorquino de los 70. Los chanchullos y la corrupción están a la orden del día, pero Frank Serpico se niega a pasar por el aro.

"Mis amigos me llaman Paco" le dice Pacino a una de sus novietas en esta película, una de las imprescindibles del actor que se dio a conocer con "El Padrino", para luego consagrarse en esta, llegando incluso a ser nominado para el Oscar.

La impecable dirección de Sidney Lumet hace que los que apenas vivimos unos meses en los 70 sintamos que aquellos tiempos fueron irrepetibles y reivindica que el cine de aquellos años supera con creces a todo lo hecho hasta la fecha, siendo difícil que algún día se pueda igualar.

Serpico no acepta sobornos. Él es el último reducto de la honestidad policial y aunque sus compañeros le marginen, él seguirá sin tragar, porque si lo hace no podrá mirarse en el espejo por las mañanas, ni bailar al ritmo de uno de sus discos favoritos. Eligió el camino difícil y no tiene intención de cambiar de dirección aunque le vaya la vida en ello.

¿Qué es una película dogmática? Una de esas que cuando acabas de verla no solo te da la impresión de que eres mejor persona, sino que además parece que has aprendido algo útil para el día a día. "Serpico" es el ejemplo perfecto de película dogmática. Hay que revisitarla varias veces al año, porque no es fácil de ver, pero merece la pena adentrarse una vez más en las malas calles neoyorkinas de la mano del maestro Pacino, reencarnado en un personaje insobornable.

1 comentario:

Daniel dijo...

Vaya mierda de partido que hicieron los neerlandeses y los verborreicos, tío. Cuando palmen en octavos me alegraré un montón y te llamaré, sólo por chincharte un rato, jejeje.