lunes, noviembre 17, 2008

Derrota sin paliativos




Una apisonadora pasó ayer por el Telefónica Arena, llevándose por delante a
un Estu desdibujado, con trazas de equipo pequeño, con escasa intensidad y
ninguna urgencia. He de reconocer que Casimiro me cae mejor hoy que hace un
par de días, estuvo simpático en la rueda de prensa y cuando estrechó
nuestras manos después.

Por obra y gracia del Tío Pete, volvimos al lugar donde un 20 de abril nos
fuimos con la sensación de que ya nunca volveríamos a ver al Estu en la ACB.
Muchas cosas han cambiado en estos siete meses, giros inesperados se han
cruzado en nuestro camino, hasta montarnos en una montaña rusa como la que
transporta a P.J Ramos en cada partido y de la que el prometedor Luis Guill
se ha propuesto bajarle a base de sensatez y tenacidad.

La cabina de comentaristas es un cuarto pequeño en el que se ganan la vida
unos cuantos intrépidos, que de pequeños jugaban a emular a sus ídolos en
simulacros de Carruseles, en los que el único objetivo era pasárselo teta a
base de risas y precisión narrativa. Una década después, aquellos eternos
chavales, combaten el aburrimiento cotidiano con la pasión de mezclar la
poesía con el deporte, demostrando que, al final, todo lo bueno está unido
por lazos imaginarios.

Viendo desfilar a Pepu y a Azofra por el Arena, te das cuenta de que ha
habido y habrá tiempos mejores. Todavía no estamos con el agua al cuello,
falta regularidad y el creérselo. Casimiro sabe que lo que más tiene que
trabajar es la mentalidad de un equipo que ante todo se tiene que sentir
importante, sentir la necesidad, no la casualidad de ganar.

En una de esas mañanas de invierno soleadas, da igual que solo hayas dormido
cuatro horitas, lo que importa es pasar un buen rato en compañía de ese
amigo que te invita al baloncesto. Hay derrotas que saben a victoria y otras
que simplemente dan igual, porque sabes que al día siguiente ya no te
acordarás de ellas y que perdiendo ese partido, estarás ganando muchos más,
que todavía están por llegar.

La Demencia anima sin Violencia y ser del Estu y estar avinagrado es una
herejía. Nosotros no nacimos para llorar las desgracias de nuestro equipo,
sino para cantar sus contradicciones y regarlas con el mejor licor, ese con
el que llenaremos las copas de los títulos que más pronto que tarde
volveremos a ganar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grande Davideeeeeee, me alegro de que hayas tomado con filosofía esa derrota. Una actitud digna de un apóstol de la ataraxia.

El señor Casimiro, efectivamente, estuvo simpático. Y por lo que me comentó Eze su respuesta sobre la pregunta de Saúl salió luego en Telemadrid...

En fin, nen, a ver si este finde nos ponemos el pañuelo de dementes y le cantamos las contradicciones estudiantiles a alguna incauta sureña.

Un abrazo