Nunca he sido un gran fan de las series de médicos, suelen centrarse demasiado en términos clínicos que no me interesan demasiado o en la vida privada de los trabajadores de los hospitales, que me importan todavía menos. Pero cuando vi por primera vez el anuncio de "House" supe que aquella serie me gustaría.
El protagonista de la función es Gregory House, un misterioso gurú médico que trabaja en el Hospital de Princeton y que en su interior almacena cantidades industriales de ironía y sarcasmo. El actor que le interpreta es Hugh Laurie, un inglés de los que no perdonan el té de las 5 y que se ha ido a vivir al continente americano para poder reencarnarse en el Doctor House.
Además del protagonista, la serie cuenta con buenos secundarios como Robert Sean Leonard, actor de "El Club de los Poetas Muertos" y que llevaba desaparecido muchos años. Los aprendices de House también cumplen con solvencia su cometido de apoyo y réplica al maestro. La tensión sexual mezclada con alivio cómico lo pone la directora del centro, a la que da vida Lisa Edelstein.
"House" se mueve en la estela de CSI en cuanto a la tensión narrativa y la utilización de efectos visuales para reflejar reacciones fisiológicas del cuerpo humano. A menudo los médicos de la serie se convierten en detectives que tienen que investigar en el entorno de los pacientes las causas de extrañas enfermedades. En ocasiones la serie se vuelve melancolica por la escasa vida fuera del hospital que tienen los doctores protagonistas. Lo más normal es que en cada capítulo algún paciente tenga que hacerse algún TAG y/o ser reanimado con desfibriladores.
House es un tipo huraño que nunca lleva bata, con una cojera de origen no explicado, engulle analgésicos de 10 en 10 y no puede dejar de ver a diario "Hospital General" en su microtele portátil. Le encanta meterse en la vida de sus compañeros rebuscando en sus historiales, sin dar un solo detalle de la suya propia. Es un borde que al final siempre acaba mostrando su lado sensible. Pura contradicción en un tipo excesivo que odia pasar consulta porque cree que los pacientes siempre mienten.
El esquema de todos los capítulos es similar: comienzan con alguien que cae fulminado misteriosamente; es ingresado en el hospital de Princeton; House se interesa por el caso; tormenta de ideas con sus aprendices para ver que enfermedad rara puede tener el paciente; pruebas con varios tratamientos hasta que alguno funciona y al final el paciente se salva in extremis. Entre los distintos pasos de la trama se suelen incluir alguna consulta del Doctor House con pacientes no tan graves. En esos momentos el galeno despliega su peculiar sentido del humor cruel. Por mucho que se repita, la serie engancha.
"House" no es apta para hipocondríacos, las extrañas enfermedades de los pacientes suelen partir de situaciones cotidianas, y nos recuerda que en cualquier momento todos podemos caer como moscas. La sensación que te queda después de ver cada capítulo es de "Carpe Diem" y de "La Salud es lo primero". Doc House es un tipo que siempre dice lo que piensa porque ya no tiene nada que perder y al que lo único que le importa es que sus enfermos se curen, en su caso el fin siempre parece justificar los medios.
jueves, marzo 02, 2006
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Publicado por crooner79 en 7:38 p. m.
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