"El Ultimátum de Bourne" es el requiem final de la mejor trilogía de acción de la historia. Matt Damon se enfunda por última vez la piel del invencible ex-agente proscrito de la CIA Jason Bourne. Me aficioné tarde a esta saga, pero a tiempo de ver su conclusión en el cine.
Joan Allen es una de las mujeres de medio siglo más atractivas sobre la faz de la tierra y además una actriz que siempre está bien. Eterna candidata al Oscar, su carrera está plagada de buenas películas; como esta, en la que encarna a una jefa con un lado claro, dentro de la oscuridad general con la que se refleja a los servicios de inteligencia americanos.
Sobra acción trepidante, sobre el suelo empedrado del Lavapies más añejo. El director de la función es Paul Greengrass, un cineasta pseudo-independiente disfrazado de palomitero, que disfruta como pocos meneando la cámara en busca de la inmortalidad del protagonista.
¿Qué esconde el personaje de Nicky Parsons/Julia Stiles? Se intuye, pero no se confirma. Esta actriz es una de las más inquietantes promesas del cine mundial, una secundaria que algún día se convertirá en un cruce entre Meryl Streep y Mata Hari: invisible para los paparazzi y con la suprema elegancia de las que no necesitan elevar la voz para ser oídas.
Buscando un enemigo cinematográfico, hemos topado con nuestros fantasmas interiores, que no nos dejan discernir entre el eje del bien y del mal. Mientras nos llega la inspiración no etílica, podemos pasar el rato con la última de Bourne, se recomienda ir a verla al cine más cercano y, si se puede, en sesión matinal.
martes, septiembre 18, 2007
El enemigo en casa
Publicado por crooner79 en 8:04 p. m.
Etiquetas: cine
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