sábado, julio 14, 2007

Dignidad guerrera


Stanley Kubrick era ese director extremadamente perfeccionista y huraño, al que le gustaba picotear en todos los géneros, para demostrarle al mundo que en todos ellos podía hacer películas buenas o muy buenas.

"Senderos de Gloria" es una película de guerra y, a la vez, un alegato contra la guerra. Ubicada en el frente francés durante la Primera Guerra Mundial, lo que cuenta podría extrapolarse fácilmente a cualquiera de los conflictos militares que se desarrollan por el mundo en la actualidad.

Kirk Douglas es el absoluto protagonista de esta cinta oscura y pesimista, en la que se ven pocas sonrisas y menos mujeres. El patriarca de los Douglas fue uno de los mejores actores de la época dorada de Hollywood y en "Senderos de Gloria" se enfangó en un papel difícil, de los que levantan ampollas y a la vez son capaces de marcar a fuego la carrera de cualquier actor.

Todos hemos tenido jefes imbéciles, si cambiamos las trincheras por nuestro lugar de trabajo habitual, esta película nos resultará familiar: nos recuerda que cuando uno de nuestros superiores está metiendo la pata hasta el fondo, el camino más difícil suele ser llevarle la contraria; pero a la larga puede ser el único que nos permita poder seguir llevando la cabeza alta, con esa extraña dignidad de los que aparentemente están solos, pero aún consiguen emocionarse oyendo cantar a una chica temerosa, en un idioma que ni siquiera entienden.

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