martes, febrero 24, 2009

El Boxeador y una chica de Alcobendas


Tumbado en su poltrona, el Boxeador observa como aquella chica con la que se cruzó hace más de una década, se ha coronado como la actriz del momento, como la aspirante máxima al trono de la mejor interprete nacida dentro de nuestras fronteras. Nunca sospechó que una noche de febrero, sus destinos se volverían a encontrar, bajo los focos del Kodak Theater.

Él siempre fue un hombre de excesos, capaz de explorar todo lo abarcable, con la única exigencia del todo o nada. Desde la violencia más brutal hasta los caminos del pacifismo utópico, sus sentimientos a veces estaban tan vacíos como ese vaso de escocés que nunca vio lo suficientemente lleno.

Con ella aprendió el significado de los pechos con sabor a tortilla de patata, abrió los ojos para inundarlos de realidades insólitas, cruzó el charco por primera vez, para toparse con fundamentalismos que jamás abrazaría una guapa de barrio de Alcobendas. Con ella superó todos los complejos idiomáticos, se sumió en una espiral de drogas, sexo y compañeros de reparto que no siempre estuvieron a la altura del guión de sus sueños.

Cuando la noche se acababa y el sol amenazaba en el horizonte, un uppercut no era suficiente para vencer la tristeza de una realidad muy deficiente. Su ambición era insaciable, con ella solo valía ser el mejor: el segundo no era más que el primer perdedor.

Echaba de menos su casa, a su gente, todas las cosas que le convirtieron en lo que un día fue. Sus historias seguían teniendo la misma gracia, pero ya no quedaba nadie que las entendiera, nadie que estuviera ahí para reírselas. Regando el gaznate con Bourbon de Memphis, aún tuvo tiempo de acordarse de otros compatriotas que se dejaron la vida cruzando el Atlántico.

Él sabía que aquella chica llegaría lejos y que el día que lo hiciera, todos dirían que un día fueron sus amigos. Todos menos él, que siempre se obsesionó con seguir el camino más difícil, que solo quiso besar a las mujeres más adorables, elegantes y dulces: las que menos se parecían a él.

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