lunes, agosto 18, 2008

Jugando con el tiempo


Todos nos hemos preguntado alguna vez qué pasaría si volviéramos a los 18 sabiendo lo que sabemos ahora. Coppola ha ido un poco más allá y ha creado una película inspirándose a la vez en nuestro sempiterno piterpanismo y en el relato "Juventud sin Juventud" de Mircea Eliade.

"Youth without Youth" probablemente jamás se estrene en España, pero gracias a los milagros de Internet, podemos disfrutarla en nuestras casas y deleitarnos así con el retorno del Gigante Adormecido. Con esta película, el cinéfilo compulsivo Coppola se ha reinventado a sí mismo, copiando los recursos estilísticos del más grande director de la historia: él mismo.

Viendo la película es inevitable acordarse de "Jack", "Peggy Sue se casó" y, sobre todo, "Drácula". Este nuevo Coppola, se ha reconvertido en pope indie de postal, tras producir las películas de su hija Sofía y con "Juventud sin Juventud" busca dar una nueva vuelta de tuerca a su carrera, trastocando una jubilación prematura en una resurrección cinematográfica en toda regla.

El Maestro coquetea con los géneros sin ningún miramiento y emplea al inquietante Tim Roth como su alter ego, desafiando al tiempo y los convencionalismos en una segunda juventud que le llega con un rayo y que le llevará a reencontrase en una epopeya post-bélica, con su gran amor de siempre: Alexandra Maria Lara, la musa que ha conseguido sustituir en el corazón del Maestro a la inmarchitable Diane Lane.

"Youth without Youth" ha sido ninguneada por crítica y público, con el desprecio que se otorga a lo raro y que sospechamos puede oler a polilla. No creo que a Coppola le haya importado demasiado la indiferencia, hace tiempo que asumió que sus trabajos más reconocidos serían los de encargo y que los más personales los rodaría a fondo perdido, por la mera satisfacción de crear la película que más le apeteciera cuando más le apeteciera.

El Maestro vuelve a su obsesión más recurrente: el tiempo, cómo podemos recuperar el que hemos perdido y los seres más queridos que vamos dejando atrás al compás de las manecillas de un reloj, que en ocasiones se nos clava en lo más profundo de nuestra alma, para recordarnos que ya no hay vuelta atrás y que si la hubiera, buscaríamos escapar de nosotros mismos, de nuestro destino y todos los errores que nos llevaron al eterno retorno ... la vuelta a la veneración a Francis Ford Coppola: el más grande creador de la historia del séptimo arte.

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