El nombre Vincent Schiavelli no pasará a la historia del cine, pero su rostro sí. Cualquiera que haya visto "Ghost" recordará al fantasma del metro, que se dedicaba a fastidiar y enseñar trucos a Patrick Swayze.
Hace unos días Schiavelli falleció a los 57 años, atrás dejó casi 100 películas y más de 50 apariciones en series de televisión. Sus últimos años los vivió afincado en un pueblecito de Sicilia. Él había nacido en Brooklyn, pero al final decidió volver a la tierra de sus antepasados.
Con casi 2 metros de estatura y unos ojos caídos inconfundibles, Vincent supo hacerse un hueco en una industria en la que priman los guapos y en la que los actores de físicos no tan agraciados lo tienen mucho más complicado para triunfar. Títulos como "Man on The Moon", "El Mañana nunca muere", "Larry Flint", "Two Much", "Batman vuelve", "Valmont" o "Amadeus" dan buena medida de la versatilidad de un actor que por su físico podría haber caído en el encasillamiento, pero que gracias a su talento se convirtió en uno de esos secundarios imprescindibles.
Su último papel fue en el teatro, en Sicilia y encarnando a "Don Quijote", que mejor colofón para una carrera plagada de papeles peculiares. Propongo que en próximas celebraciones levantemos nuestras copas y brindemos por Vincent Schiavelli: uno de esos rostros inconfundibles que echaremos de menos.
miércoles, diciembre 28, 2005
Memorial Vincent Schiavelli
Publicado por crooner79 en 10:21 p. m.
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